¡Realmente el juego es importante en los niños?, ¿De qué forma influyen los juegos electrónicos vs los juegos de "antes"?, ¿por qué se dice que cuando un niño no juega se encuentra en riesgo?
Parecería muy extraño el pensar que hay niños que no logran jugar, ya que es común ligar la infancia con el juego o la imaginación, y precisamente por esto es que cuando en consulta observamos que a un niño se le dificulta jugar e imaginar nos pone en alerta sobre la forma en la que se percibe a sí mismo y al mundo que lo rodea.
Esto es porque el juego en los niños les permite poner en escena todo aquello que van viviendo en su día a día y es de esta forma en la que lo enfrenta y lo entiende. No es al azar que sus películas favoritas o sus héroes de caricaturas se parezcan a ellos ya sea en la personalidad o en los eventos a los que se enfrentan, como si los infantes dijeran: "si veo como mi personaje favorito soluciona su problema, tal vez yo pueda atreverme a hacerlo igual o parecido a él", "hay formas de solucionarlo", "puedo lograr salir bien librado de esto." Y entonces hay esperanza.
Y hablamos también de aquellos niños que pueden jugar solos pero que en el momento de interactuar con otros tienen problemáticas como el no saber perder, no saber cómo incluirse al grupo, preferir jugar con niños de diferentes edades a la suya, e incluso, que sólo se sienten tranquilos en juegos con reglas concretas y que poco dan de posibilidad a la creación y flexibilidad.
Se habla que en estos casos lo más recomendable es que el niño (a) pueda tener tiempos libres donde pueda crear por medio de su imaginación obras artísticas como dibujos o manualidades, y también tiempos donde pueda aburrirse y a partir de ahí poder imaginar y crear sus propios juegos.
La imaginación permite que el niño pueda colocar en escenarios aquellas alternativas, donde pueda crear a partir de ensayo y error y donde pueda "destruir" sus miedos o inseguridades para después poder realizarlo en su cotidiano. Un lugar en el que pueda descargar lo que siente y piensa, lo que imagina y lo que le aterra.
Un niño que no juega puede tener una situación precaria en sus recursos internos, esto es, un "bloqueo" donde se encuentra que le limita el desarrollar herramientas para actuar y comprender las dificultades que está viviendo. Incluso nos podemos topar con frases como "es un niño, ¿qué le puede preocupar?", "no se da cuenta de lo que pasa porque esta chiquito", y demás. Pero como profesionistas en el trabajo con la infancia sabemos que los niños son intuitivos, observan y sienten el mundo a su alrededor.
Cada niño lo enfrenta diferente, hay quienes se enferman frecuentemente, otros preguntan a sus padres, a otros les afecta en la escuela, tienen pesadillas, etc. Nos topamos que incluso en la terapia con adultos, al recordar la infancia logran traer a la memoria estos pasajes complicados durante la niñez.
Un niño que juega puede apoyarse con sus amigos y escenificar sus temores siendo el héroe e incluso el villano. Donde puede metabolizar lo que siente y lo que no entiende. Como padres el jugar con ellos también les permite identificarse con los adultos a su alrededor y ver a sus padres más flexibles y relajados en un juego, observar la forma en la que aceptan el perder o no y donde pueden conocer al niño interior de quienes lo cuidan.
Es por esto que en el tratamiento con niños el juego es una herramienta básica para conocerlos y entender por lo que están viviendo. Es jugar, pero con todas las letras que implica esta palabra: jugar con un sentido que es el de acompañar al niño en la búsqueda de la construcción de su mundo interno y esto influye en la forma en la que percibe al mundo y a la gente que lo rodea.
Como terapeutas de niños le apostamos a la imaginación y la creación que son los recursos más puros de la infancia, como decía el autor G.K. Chesterton: "Los cuentos de hadas superan la realidad no porque nos digan que los dragones existen, si no porque nos dicen que pueden ser vencidos."
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