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Realidad familiar y cuarentena ¿Cómo tomar distancia?


Los espacios familiares son de suma importancia.

¿Cómo tomar distancia? ¿Cómo sostener la realidad #familiar cuando se encuentra en constante presencia? ¿Cómo seguir la cuarentena? Dudas que se presentan de forma emergente en muchas personas durante los recientes eventos que nos han obligado a mantenernos en casa el mayor tiempo posible.

Si bien es cierto que la interacción familiar (entendamos “familiar” no como lo consanguíneo, sino como lo cercano, como lo más íntimo que se puede expresar con compañeros de casa, pareja, amigos, familiares, etc.) es importante para cualquier persona, también habrá que admitir que puede llegar a volverse difícil sostener dicha interacción, pero ¿Por qué? habrá que entender esta “realidad familiar” como lo entendía Freud, una dupla que consta de un objeto (utilizare el nombre menos conceptual de figura, en el cual cualquier persona puede embonar con un rol especifico como el de pareja, amigo, padre, madre, etc.) y de un afecto (aquí lo llamare sentimiento o emoción, que es lo que sentimos por la figura en específico). Esta realidad familiar se ve permeada por una suerte de energía psíquica que determinara la relación entre figura y emoción. En Freud esta energía se conceptualiza como pulsión, pero ¿Cómo verlo en nuestra vida cotidiana? Propongo verlo en términos espaciales, en términos de distancia.

La distancia la entenderemos en dos sentidos; en un sentido físico y en un sentido psíquico. Es pues la distancia física ese espacio que podríamos denominar como “nuestro”, ajeno a toda “intrusión” externa de terceros. Es ese lugar (tiempo y espacio) para nosotros en donde podemos estar a solas y darnos nuestro tiempo para poder volver posteriormente a esta “realidad familiar”. La distancia psíquica puede ser entendida como ese momento de “paz mental” en donde evitamos preocuparnos/estresarnos por situaciones cotidianas, propias de la “realidad familiar”. Son estos dos rasgos los que posibilitan un óptimo equilibrio mental. A propósito de la distancia, hay un ejemplo conocido del propio Freud, el famoso Fort Da, en donde un pequeño familiar de Freud jugaba a arrojar un juguete y regresarlo con un pequeño cordón atado, en donde se jugaba el vaivén simbólico de la ausencia-presencia. Es pues esta distancia el equivalente maduro (neurótico, dirían algunos) de esta reminiscencia infantil, este juego de “estira y afloja” que permite que la realidad familiar pueda ser sostenida por la persona.

¿Qué sucede cuando una situación cotidiana nos sobrepasa y nos sentimos estresados o angustiados? Tomamos distancia de esta situación, ya sea realizando una actividad recreativa o pensando en cualquier otra cosa que no nos cause estas reacciones aversivas. Una vez que nos sentimos equilibrados o recargados (este uso de una palabra energética, no es gratuito) podemos volver a la realidad que nos es familiar, volver a la cotidianidad.


Pasatiempos o actividades extras en individual son necesarias

En la actualidad, es el #trabajo, el estudio, las actividades recreativas lo que ayuda a que una persona pueda tomar distancia de su realidad familiar, a tomar distancia de sus lazos afectivos, pero ¿Qué sucede cuando se anulan estos desfases de distancia? ¿Qué pasa cuando no puedes tomas distancia de esta forma? Es pues este el escenario contemporáneo de una pandemia mundial y medidas sanitarias de confinamiento lo que complejizan tomar distancia de esta realidad familiar.

No es fortuito que se incrementen los casos de ansiedad debido a la cuarentena, en donde las personas no pueden tomar distancia de su realidad familiar por el confinamiento. Se vuelve una situación tensa entre los miembros de un mismo espacio físico cuando hay constante interacción entre ellos sin los espacios de distancia (afectiva-espacial) necesaria. Las peleas familiares se vuelven más constante, los desacuerdos con los roomies, las tensiones con la pareja, etc.

Pero ¿Qué se puede hacer? La apuesta seria la construcción de un espacio que ayude a tomar distancia. Muchos psicoterapeutas recomiendan el “time out” que consta de tomarse un tiempo fuera para evitar la angustia de una situación dada, para posteriormente volver a ella y resolverla. Otros recomiendan el uso de un diario que ayuda a crear una narrativa de esas tensiones de la realidad familiar que ayudan a la creación de una distancia (una distancia a través de la palabra escrita). Por mi parte recomiendo el reconocimiento de esta ausencia de distancia dentro de la realidad familiar, que posteriormente permitirá pensar la distancia en sí misma, porque para poder tomar distancia primero hay que saber en dónde estamos parados. El espacio de reflexión es también un espacio posible para poder tomar distancia de los demás, pero no para alejarnos, sino para poder volver con ellos.



Psic. Gabriel Chávez Sánchez

Psicólogo de niños, adolescentes y adultos

Asociación Libres - Psicólogos en Guadalajara

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