¡Qué complejo ser adolescente actualmente! Pensar en las demandas que muchas veces los adultos les hacemos sin querer (o queriendo) y que los pueden dejar en un predicamento complejo y doloroso.
Reflexionemos: ¿Qué esperamos de los adolescentes? Lo primero que puede aparecer en nuestra mente es que aporten, trabajen, sean líderes del futuro, hagan un cambio en este mundo, etc. ¿Cuántos esperamos que sean felices?, ¿que tengan un lugar?
Cabe aclarar que no todos los adultos pensamos igual, pero regularmente esto es lo que se les brinda en algunas instituciones laborales o educativas. Este empuje hacia la producción más allá de estar y pertenecer. Es como si de manera indirecta les demandemos la necesidad de que ellos aporten y ofrezcan un cambio sin primero hacer nosotros, como adultos, una propuesta sobre lo que les podemos donar. Recordemos que el acompañar es uno de los elementos necesarios durante la adolescencia y que esta compañía implica el coexistir y respetar el sentir de los involucrados, un espacio seguro para ser y estar con el otro.Por ejemplo, un padre que acompañe a su hijo en sus dudas y su enojo hacia los deberes de la escuela más allá de sólo demandarle que los cumpla "de buena gana"; un maestro que permita el diálogo libre del tema visto en clase, más allá de sólo callar o censurar las ideas diversas de su alumnado.
Es un acompañar con bordes donde se permita el explorar, encontrar y reparar. De poco sirve que la censura sea nuestra "arma" más fuerte frente a un adolescente si mermamos que puedan acercarse a compartir lo que les asusta, les emociona o les preocupa. La censura deja trás un muro todo aquello que acontece dentro del adolescente, un muro que lo oculta y lo deja muy solo.
Este predicamento también sucede cuando los atiborramos de comentarios sobre la vida adulta bastante catastróficos como: "crecer duele, no es sencillo", "ahora de qué te quejas si cuando seas adulto se pone peor", "ser adulto es pagar cuentas y trabajar", etc. Con invitaciones de este tipo ¿quién quisiera crecer? No es azaroso que cada vez nos topemos con más sujetos en "adolescencia tardía", aterrados del crecimiento y la búsqueda por la autosuficiencia/sobrevivencia.
El adolescente en medio de todo esto, se aferra a lo que puede controlar, lo que le resulta cómodo. Otros se lanzan al reto y crecen a partir de los mismos aterrizajes forzosos que les resultan de la experimentación. Adolescentes así, solos, acompañados de ellos mismos o de sus pares. ¿Dónde estamos los adultos?
Pero la esperanza no se pierde, ellos siguen mirando hacia nosotros esperando ser acompañados.
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