¿Te ha pasado? Te encuentras en una reunión con amigos o familia y sientes que el tiempo pasa lento, no te sientes involucrado en la conversación, como alejado de ellos, en fin, el sentirse solo a pesar de estar rodeado de personas.
Esta es una sensación que sucede de manera regular, más cuando la persona que la vive se encuentra en un periodo complicado donde en momentos busca estar precisamente apartado de los demás, y otros donde busca la compañía; es un vaivén de emociones muchas veces sin explicación aparente donde el sujeto se siente atrapado.
¿A qué se puede deber? Esto dependerá, como comúnmente vemos en consulta, a la situación de cada persona, sin embargo, muchas de las veces se relaciona con momentos de transición importantes donde el sujeto se cuestiona sobre su vida: lo que hace, si es feliz, si ha logrado lo que se propone, está en el lugar y con las personas indicadas, etcétera. Como comúnmente se le puede decir a la famosa "crisis existencial".
Y aclaremos algo, estas palabras se dicen sencillo, pero no lo son. Las crisis de este tipo se dan en momentos donde existen cambios, donde lo cotidiano que hemos estado viviendo se trastoca por situaciones que a veces no esperamos. Estos cambios pueden involucrar un crecimiento como el cambio de trabajo, de residencia, formar una familia, matrimonio, etcétera, sin embargo hay circunstancias que involucran cambios difíciles como la muerte de un ser querido, término de una relación, problemas de dinero, o de trabajo. Éstos son momentos donde la persona se pregunta sobre el punto en el que se encuentra y comienza a mirar hacia adentro de sí mismo.
El sentirse solos estando acompañados puede suceder cuando la persona se encuentra reflexionando sobre todo esto y las opciones que tiene para ser feliz, y este pasaje es importante vivirlo en momentos de soledad también sin llegar a un aislamiento. Son temas difíciles de hablar con quienes nos rodean pero, si miramos bien, tal vez exista alguien que esté dispuesto a escucharnos y acompañarnos en nuestras dudas. ¡Qué satisfactorio es encontrarse con alguien con quien hablar de nuestros miedos y demonios! Esa es una forma de no sentirnos tan solos.
¿Qué hacer? Mirar hacia dentro y reflexionar sobre lo que deseamos. Nunca es tarde para hacernos esa pregunta. ¿Qué quiero hacer ahora?, ¿Lo tengo claro? Si no me siento a gusto donde estoy, ¿Qué puedo hacer para cambiar?, ¿Debo moverme de lugar?, lo que estoy haciendo, ¿lo hago porque quiero o por complacer a alguien más?
Las respuestas a estas preguntas siempre están dentro de nosotros, compartirlas con alguien nos permite "rebotar" ideas, sin embargo, encontrar la llave que me permita abrir puertas es elemental para de estas "crisis existenciales" poder salir en su tiempo y de la mejor manera posible.