Estás en ese momento después. Muchas cosas te resultan confusas e indescriptibles. Lo has contado tantas veces que ya hasta perdiste la cuenta, hay algunos que no entienden, otros responden palabras que no te hacen ningún sentido, y unos cuantos lanzan palabras que te lastiman más. No es sencillo, muchas veces sabes que las palabras ayudan, pero en este momento el silencio tiene un peso importante.
Lo contaste a pocos, a quienes consideras más cercanos y te ayudaron a denunciar. Tampoco fue sencillo, pero una parte de ti sabe que puede ayudar: ayudar a saber que hay un castigo, y ayudar a que algo no se repita con alguien más.
No fue sencillo porque son diversos procesos, procesos donde te sientes vulnerable, donde debes recordar lo más que puedas y esforzarte, pero no te dejaron sola. Ves a muchas chicas que pasaron por lo mismo que tú, te comparas, tratas de armar las historias de ellas en tu mente, de una forma u otra te solidarizas desde lo profundo de ti. No están solas tampoco.
No puedes dormir, y cuando lo logras tienes pesadillas, pesadillas donde tienes recuerdos, tienes escenarios alternos: lo que hubiera pasado si no, lo que pasaría si tomas otra dirección, te sueñas libre, te sueñas vulnerable nuevamente. Despiertas. Despiertas y ya no puedes conciliar el sueño de nuevo.
Al día siguiente estás cansada todo el día, no son sencillos los días después de algo así.
¿Cuándo las cosas serán como antes?
Tu gente que te quiere intenta de todo: salir contigo, evadir el tema, otros preguntan y te incomodas, tampoco es sencillo acompañar este tipo de dolor, pero el notar que lo intentan te da esperanza.
No te da hambre ni tampoco ganas de salir. Tienes miedo, miedo de que vuelva a pasar, son imágenes y pensamientos que no puedes sacarte de la cabeza, ¿cómo encontrarle orden?, ¿tiene todo esto un orden?, ¿cuándo las cosas volverán a ser como antes?
La vivencia de un abuso sexual definitivamente es dolorosa y confusa. Cada persona conforme va transcurriendo el tiempo va encontrando palabras para aquello que vivió. Una vivencia así desencadena una serie de sentimientos encontrados, dudas e incluso sensaciones corporales que irrumpen en el día a día y que le intranquilizan.
Sabemos que el pensar en que las cosas volverán a ser como antes puede desencadenar una trampa en la que nos podemos sumergir. Definitivamente las cosas no volverán a ser como antes, pero si es posible recobrar lo que creemos perdido. Aunque ahora tengamos la visión turbulenta y creamos que no hay salida, les aseguramos que se puede hacer algo con lo que tenemos ahora. Y, como a veces sucede en situaciones difíciles: poco a poco y acompañados.
Acompañados por alguien que nos escuche sin interrupciones, que tolere las preguntas que no nos sentimos cómodos en responder, que evite frases que se dicen siempre y que no ayudan de mucho como "todo va a estar bien", "las cosas pasan por algo", que no te culpe o te haga sentir culpable en absoluto, que permanezca en silencio cuando no queremos hablar; que sepamos que ahí está.
Desafortunadamente la cultura de la denuncia y el cuidado durante las mismas muchas de las veces no son de lo más afortunadas, pero como especialistas vemos que cuando una víctima de abuso sexual procede con una denuncia hay cosas que internamente se van elaborando, que le ayudan en su proceso anímico, no sólo desde el plano legal. Implica el cobijarnos en la ley y en la palabra y no en el silencio y el sufrimiento. Algo que recomendamos es que este proceso sea acompañado de alguien de nuestra confianza: familiar, amigo, maestro, entre otros, que nos pueda brindar de su apoyo. En las clínicas públicas y privadas existen protocolos ante este tipo de situaciones, de igual forma en oficinas de gobierno.
En torno al abuso sexual regularmente circula el silencio como una protección ante lo ocurrido. De alguna forma nos sentimos protegidos ante un posible juicio, palabras hirientes, o que incluso sintamos que nadie nos va a creer. Algo que observamos en consulta es que ese silencio, más allá de ayudar, poco a poco va haciendo sentir mal a la persona que vivió abuso ya que le es complicado esquivar situaciones, preguntas o temas que estén alrededor del abuso sexual. En algunos casos incluso puede haber lesiones físicas o que se encuentren expuestos a que el abuso se repita (por ejemplo en el caso donde el victimario sea algún miembro de la familia) y la persona no encuentre la forma de sentirse protegido en su entorno. Es por esto que se recomienda que el silencio se rompa y podamos recurrir a alguien de nuestra confianza para que nos pueda brindar de su apoyo, esta persona no necesariamente la podamos encontrar con algún miembro de nuestra familia, muchas veces también podemos apoyarnos en alguien externo a nuestra casa.
Si ahora tú que lees esto te identificas con algo de lo que has leído o conoces a alguien que ha pasado por una situación similar te invitamos a que no te quedes solo(a) y que sepas que hay posibilidad de recobrar lo que en este momento sientes perdido.
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