El objetivo principal de este artículo es analizar algunas de las formas en las que la salud mental se promueve en la actualidad, por lo menos en occidente, a través de las redes sociales y el Internet. Cabe aclarar que durante este desarrollo usaremos la palabra #coaching haciendo alusión a aquellos modelos que se venden como una especie de solución para casi cualquier problema de salud mental, siendo impartidos por influencers, personajes de la cultura popular o personas sin una especialización formal en las áreas de la #psicología, por lo que es importante dejar fuera modelos de #coaching que se encuentran sustentados en epistemologías coherentes y que para su implementación requieren procesos de especialización formales, asegurándose de que quienes los implementan están adecuadamente capacitados para hacerlo.
En la actualidad vivimos una aparente deshumanización del proceso de salud, de acuerdo con Gadamel (2001) en su texto El estado oculto de la salud, cada vez nos cuestionamos más la relación entre salud y enfermedad, siendo la enfermedad mental aún más difícil de definir ya que no se han podido encontrar los orígenes específicos o determinantes que la ocasionan, y más bien parece ser una mezcla de distintos elementos que tienen que ver con la genética, la crianza, el contexto y la cultura, los que en conjunto podrían generar una enfermedad mental.
Ante este desconocimiento y la vorágine actual por querer respuestas y soluciones rápidas, se tiende en algunos de estos modelos a responsabilizar por completo a la persona de lo que le pasa, llegando a concluir, por ejemplo, que la depresión es un estado de apatía generado por la propia persona, o que los trastornos alimenticios tienen causas exclusivamente culturales, entre otros.
Si bien la cultura y el contexto en el que nos desarrollamos tienen que ser tomados en cuenta al momento de hablar de temas de salud, esto no quiere decir que los podamos simplificar o generalizar concluyendo de forma anticipada que ciertas enfermedades podrían tener una misma causa o un mismo origen para todos. Un análisis concientizado de los elementos que conforman nuestro contexto y la influencia que tienen sobre nuestra salud, tendría que incluir, como lo señala Mayan Cervantes 2011) , los ámbitos corporales, alimenticios, de salud y de enfermedad, las emociones y los procesos de simbolización que cada una de las culturas transmite y que surgen a través de procesos tradicionales que se van creando y retroalimentando con el paso de los años y que han mostrado su relevancia cultural, uniendo el desarrollo de la investigación científica y las tradiciones de cada uno de los pueblos.
Uno de los problemas con este tipo de metodologías mal llamadas #coaching es que no toman en cuenta los procesos de simbolización específicos de cada lugar o de cada persona e intentan meter a todos en una misma categoría, cayendo en un pensamiento retrogradada e infantilizado de blanco o negro, o bueno o malo. En este sentido si nos ajustamos a lo que el Coach nos indique estaríamos entonces dentro del grupo de los buenos o de los que mantendríamos una buena salud mental, de lo contrario perteneceríamos al grupo de los malos al cuestionar o no seguir al pie de la letra las indicaciones que se nos dan.
Este pensamiento reduccionista origina que se busque subordinar al otro, en función de lo que se supone representaría su bienestar, pero sin involucrarlo, ni preguntarle, dando por hecho que de antemano contamos con el saber necesario para su mejor desarrollo. Lo anterior se detona en relaciones de poder donde el coach funge como un elemento de control social, en donde el cuerpo es puesto en control por el mercado o la relaciones de compraventa; en este sentido si compramos los cursos necesarios accederemos a una supuesta salud y si no tenemos los recursos económicos para hacerlo se nos culpará por no ser lo suficientemente buenos o por no contar con el entusiasmo suficiente para salir adelante. Dentro del contexto de transdisciplina, entendemos que las distintas disciplinas están interrelacionadas, dependen una de otra, y las conexiones que se generan entre ellas tendrían la intención de enriquecer el conocimiento. En este sentido, la farmacología puede resultar en un apoyo para el manejo de las enfermedades mentales, la #psicología, por su parte, aporta también conocimientos esenciales en la búsqueda de un mejor manejo de la salud mental, otras disciplinas se ven también involucradas, desde la antropología, la historia, la nutrición, que nos ayudan a tener un panorama más amplio del ser humano en la búsqueda de un mejor desarrollo de sus potencialidades y de no obstruir su desarrollo personal, sino más bien enriquecerlo.
Por lo anterior, no podríamos considerar que estos programas de #coaching que resultan más bien en improvisaciones y que son promovidos por personas que no tienen la formación educativa, pero tampoco la capacidad empática de poder ponerse en el lugar del otro, sino más bien colocarse en un lugar de supuesto saber, realmente nos brinden una solución a los problemas de salud mental.
El centro de la atención para un mejor manejo de las enfermedades mentales vendría desde la atención primaria en la salud y la promoción de la salud, modelos que buscan concientizar a la población acerca de los cuidados para un mejor desarrollo humano que van desde la prevención primaria, tomando en cuenta tanto los aspectos de salud física, mental y el contexto y la cultura en los que se desarrolla cada individuo.
En conclusión, si bien es nuestra responsabilidad personal, a partir del momento en el que somos adultos el poder buscar información y cuidar de nuestras salud, dicha responsabilidad no puede ser exclusiva de cada individuo, ya que se tendrá que tomar en cuenta el contexto en el que se desarrolla, sus características personales y los tratamientos que pueda recibir para un mejor manejo de la salud mental tendrían que contar también con los elementos necesarios para evitar el reduccionismo y promover las relaciones transdisciplinarias, tomando en cuenta los aspectos emocionales, médicos, alimenticios, simbólicos y la visión que se tiene de la salud y de la enfermedad en el lugar en el que se vive y en la cultura en la que la persona se desarrolla.
Psic. Marco Zapata
BIBLIOGRAFÍA
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Gadamer, H. (2001). El estado oculto de la salud. Editorial Gedisa. Cap.5. Experiencia y objetivación del cuerpo. Pp.87-100. Cap. 8. El estado oculto de la Salud. Pp. 119-131.
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