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Artículos sobre Ayuda Psicológica

Actualizado: 7 sept 2019


Desde las primeras civilizaciones en las que en la cultura se le dio un lugar al alma y a la dualidad humana, mente y cuerpo, razón y corazón, existen distintas teorías de cómo una afecta a la otra o se complementan. Con la existencia de nuestra conciencia y el lenguaje podemos nombrar los afectos y los conflictos que con todo esto aparecen.

El cuerpo es algo más allá que un depósito de nuestro ser, no es posible separarlo de nuestro sentir emocional, es por eso que cuando nos enfermamos, ya sea de una gripa o alguna enfermedad crónica, nuestras emociones reflejarán la manera en que esto nos afecta, y viceversa, nuestro cuerpo muchas veces refleja nuestro sentir y nuestra manera de actuar.

Entonces, ¿cómo puede ayudar la terapia psicológica en una enfermedad física? Cada persona tiene una relación distinta con su cuerpo, así como el cuerpo tiene una manera particular de expresar lo que la mente elabora; el lenguaje corporal, la manera de vestir, el corte de cabello, la manera de cuidarlo, la presencia de tatuajes, de cicatrices o cuntracturas musculares son maneras por las cuales expresamos a través del cuelpo. Nuestra existencia se materializa a partir de la presencia del cuerpo. Y es por esto, que cuando nuestro cuerpo enferma no debemos dejar de atender a lo que nuestra mente da lugar. ¿Qué sucede con mi identidad cuando tengo una enfermedad como diabetes u obesidad? ¿Cómo se afecta mi vida social con la implementación de cierta dieta u horarios para la toma de medicamentos? ¿Cuál es la reacción de mi familia cuando me enfermo? ¿Y cuando ellos enferman?

La enfermedad no sólo toca el cuerpo, toca y modifica el sentir. Así como nuestro cuerpo puede contar una histora, nuestra vida interna también. Una enfermedad siempre va a ser algo que nos exija realizar modificaciones en nuestra vida. Este artículo no trata de reflexología o de cómo leer la parma de las manos. La intención de hablar del cuerpo, la mente y la enfermedad, es poder invitar a que le demos un lugar a nuestro sentir y las ideas concebidas y removidas a partir de un cambio corporal, es una invitación a reflexionar cómo un año lleno de catarros o dolores de estómago, hablan también de años complicados en nuestra vida emocional.

Tomar a la enfermedad para entenderla, nos abrirá el paso a una manera más consciente de vivir y de darnos cuenta si realmente tenemos maneras de reestructurar nuestra vida que nos permita expresar en el cuerpo ese estar emocional que también tiene un lugar en nuestra vida.


  • 18 dic 2017
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 7 sept 2019



Sobre protejo a mi hijo

La crianza de nuestros hijos no es una tarea nada fácil y nos surgen muchas preguntas alrededor de este tema. Una de ellas es la cuestión de la sobreprotección.

Es importante saber qué es la sobreprotección y no confundirla con la protección necesaria para que alguien pueda sobrevivir. Podríamos definirla como la necesidad excesiva de evitar que alguien se enfrente a cualquier tipo de angustia, incomodidad, temor, peligro, etcétera.

La sobreprotección es algo que se hace de manera inconsciente, los padres realmente lo hacen para cuidar a sus hijos sin conocer el daño que les están haciendo.

La sobreprotección puede presentarse con diferentes caras y es importante que podamos identificarlas, por ejemplo:

  • Decirle siempre qué es lo que debe hacer

  • No permitir que tome decisiones simples por sí mismo.

  • No darle tiempo libre.

  • No permitirle intentar.

  • Cumplir todos sus gustos.

  • Resolver todos sus problemas.

Algunos síntomas de la sobreprotección son:

  • Poca o nula tolerancia a la frustración

  • Necesidad de gratificación inmediata

  • Inseguridad

  • Falta de iniciativa

  • Falta de creatividad

  • Acoso escolar o bullying

  • Baja autoestima

  • Busca llamar la atención constantemente

  • Actitud manipuladora

Pero ¿por qué les afecta la sobreprotección si lo único que queremos es lo mejor para ellos?

La sobreprotección representa una amenaza para nuestros hijos porque, al evitar que se enfrenten con el mundo, como si estuvieran dentro de una burbuja, no les permitimos que desarrollen las herramientas necesarias para afrontar las dificultades que, tarde o temprano, se les presentarán tanto de manera física como psicológica. Es una manera de cortarles las alas, pues al satisfacer todas las necesidades de una persona le estamos robando la oportunidad de crecer y desarrollarse, por lo tanto, al encontrarse frente a un mundo fuera de casa y de las zonas seguras sin las personas que resuelven sus problemas no es capaz de "hacer lo que se espera de él o ella".

La sobreprotección genera niños infelices y adultos incapaces de valerse por sí mismos, adultos que dependen, tanto económica como emocionalmente, de alguien.

Si observa en su hijo o en usted alguno de estos síntomas no dude en acudir con un profesional que pueda brindarles las herramientas necesarias para combatir la sobreprotección.

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