La #psicologíapositiva es un enfoque relativamente reciente de la psicología que busca estudiar y promover el bienestar y la felicidad en lugar de centrarse únicamente en el tratamiento de los trastornos mentales. Su objetivo es entender y fomentar las cualidades y estados positivos que contribuyen a una vida más satisfactoria y significativa.
Desarrollada en la década de 1990 por Martin Seligman y otros investigadores, la #psicologíapositiva explora temas como la felicidad, el optimismo, la gratitud, el sentido de propósito, las fortalezas personales y las relaciones interpersonales saludables. A diferencia de la psicología tradicional, o al menos es lo que afirman sus autores, que a menudo se enfoca en la enfermedad mental y el malestar, la #psicologíapositiva busca identificar y cultivar los factores que contribuyen a una vida plena y enriquecedora.
Sin embargo, este enfoque de la #psicologíapositiva ha resultado problemático en algunos puntos, como, por ejemplo, su simplificación excesiva de la complejidad de la experiencia humana, al centrarse solo en los aspectos positivos. Lo que puede llevar a una visión incompleta de la realidad, donde se ignoran o minimizan aspectos negativos igualmente importantes.
Su enfoque individualista, tiende a centrarse demasiado en la responsabilidad individual para alcanzar la felicidad y el bienestar, sin considerar las influencias sociales y estructurales, que indudablemente afectan la salud mental, como la pobreza, el desempleo o la discriminación. Situaciones que trascienden y escapan al control del individuo.
Además, de manera reciente, hay preocupaciones de que la #psicologíapositiva se haya convertido en un producto comercializado, con libros y seminarios que prometen resultados rápidos e inverosímiles. Esto puede llevar a expectativas poco realistas y a una falta de atención a la profundidad del trabajo necesario para el cambio personal. Situación que se ha visto favorecida por el acceso a redes sociales y por la simplificación de las problemáticas humanas que la propia #psicologíapositiva lleva consigo.
La promoción de la #psicologíapositiva puede llevar a una presión para mantener una actitud positiva a toda costa, lo cual puede ser perjudicial para quienes están lidiando con problemas graves de salud mental, como la depresión o ansiedad, que no se solucionan simplemente con un cambio de perspectiva.
Algunos críticos sostienen que muchas de las intervenciones y técnicas propuestas por la #psicologíapositiva no están validadas científicamente. Hay preocupaciones sobre la calidad de la evidencia y la aplicabilidad de las intervenciones en contextos diversos, así como de su falta de rigor científico. Esto último es particularmente importante, dada la relación o asociación que hay entre la psicología positiva y el área de la salud mental.
Al centrarse predominantemente en lo positivo, la #psicologíapositiva puede pasar por alto la importancia de abordar y comprender las emociones y experiencias negativas. La ausencia de un enfoque equilibrado puede llevar a una comprensión incompleta del bienestar y la salud mental.
Entendiendo que las experiencias negativas y, las mal llamadas, emociones negativas, forman parte de la experiencia humana en su totalidad. Existe el riesgo de que la #psicologíapositiva promueva un tipo de pensamiento positivo que puede ser poco realista y desconectado de la realidad de las dificultades personales y sociales. Esto puede llevar a una invalidación de experiencias dolorosas y a un estigma contra aquellos que luchan con emociones negativas.
Aunque la #psicologíapositiva puede tener beneficios, su enfoque en la felicidad y el éxito personal puede generar presión adicional en personas con trastornos mentales. La expectativa de ser constantemente positivo puede exacerbar sentimientos de fracaso o inadecuación en aquellos que no pueden cumplir con esas expectativas.
En general, los enfoques basados en la #psicologíapositiva, como la gratitud y el optimismo, han mostrado beneficios en la salud mental, como la mejora del bienestar general, la reducción del estrés y el fortalecimiento de las relaciones interpersonales. Sin embargo, hay que tener en claro, que este enfoque, si bien, puede ser terapéutico, no es un tratamiento clínico, propiamente hablando. Ya que un profesional de la psicología tiene en claro que, para las personas, especialmente aquellas con problemas graves de salud mental, la presión por ser constantemente positivo, o por enfrentar de manera positivas toda problemática que se nos presente, puede ser contraproducente y aumentar el malestar.
El enfoque en la felicidad puede desestimar la importancia de enfrentar y procesar emociones negativas y experiencias difíciles. Un enfoque equilibrado que integre tanto los aspectos positivos como negativos de la experiencia humana puede ser más beneficioso para una comprensión completa y un enfoque efectivo en la salud mental.
Psic. Luis Franco