El #abandono físico y/o emocional por parte de alguno o ambos padres genera en el niño huellas que lo acompañarán por el resto de su vida. Descubre cómo manejarlas.
El abandonó es una de las primeras formas de #violencia a las que somos vulnerables desde que somos niños. Sea porque éste se ha dado de forma real o física por la lejanía de la figura paterna o materna o emocional, cuando uno de los padres parece desconectarse emocionalmente de su hijo, ignorándolo o incluso haciendo caso omiso de sus necesidades esenciales de supervivencia como el alimento, el afecto o la limpieza.
Las razones de éste pueden ser muchas y muy variadas, en algunos casos se abandona al #niño por falta de recursos económicos para mantenerlo, porque la madre es muy joven y lo deja a cargo de sus padres, porque el padre se fue o no mostró interés en hacer una conexión con el niño, etc. La persona afectada puede comenzar a ver los efectos de esta dinámica desde que es muy pequeña, debido a la privación de sus necesidades esenciales.
El #abandono plantea una nueva realidad para la persona: ¿Cómo enfrentarme al mundo y a las #relaciones cuando las personas que supuestamente debieron cuidarme y protegerme no se hicieron cargo de mí? Es una herida que es dinámica, es decir se va moviendo, a veces de formas menos saludables que otras, pero que sin lugar a dudas repercutirá durante toda la vida.
Las salidas falsas
Algunas de las salidas o formas de lidiar con el abandono no llevan a un crecimiento emocional real y sostenido sino que son formas que nuestra mente encuentra cómo posibilidades ante la idea de que el abandono se repita en la vida adulta.
Una de las más comunes es la creación inconsciente de un “falso self“ o “falso yo” en dónde la persona puede llegar a hacer una representación, casi como la escenificación de un papel teatral de que el asunto ya está resuelto y superado. Se muestra aparentemente segura de sí misma y con una actitud independiente y autosuficiente, pero si vemos más de cerca y nos relacionamos con ella en un nivel de #noviazgo o #matrimonio descubriremos un ser desvalido con mucho miedo de comprometerse por el temor de perder al objeto amado. La inseguridad que se vivió en la infancia se representa ahora como una constante necesidad de demostrar poderío y autoafirmación ante una sociedad de la que siente que podría ser rechazado de un momento a otro. Pueden ser personas que van de una relación a otra sin detenerse a pensar en sus necesidades reales o en las de la pareja porque esta pausa significaría verse cara a cara con su más grande miedo. Pueden llegar a ser excelentes amantes siempre y cuando no implique un compromiso serio o a largo plazo lo que les implicaría el sostenimiento de un #vínculo afectivo que no están dispuestos a tener por el miedo al rechazo.
Algunas otras personas se convierten en aquellos que siempre van a anteponer las necesidades de los demás a las propias para así tratar de asegurar que la persona no se vaya. Lo que esto da como resultado generalmente es que terminan por ser demasiado intensivos y la otra persona termina por hartarse y retirarse, lo cual vuelve inconscientemente a repetir la profecía de “a mi siempre me abandonan”. Otra forma en la que está falsa salida puede manifestarse es en un cansancio emocional crónico para la persona que se empeña a toda costa en cumplir los deseos de la pareja quedándose con una sensación profunda de incomprensión y vacío.
Otro tipo de manifestación es aquella persona que “inexplicablemente” desarrolla síntomas de #ansiedad en la edad adulta y éstos se presentan de forma aguda y repentina sin algún antecedente previo. Las crisis de angustia suelen venir acompañadas de una fuerte sensación de pérdida y miedo o bien presentarse en presencia de la pareja.
Otra salida falsa es aquel que asegura a todos que eso ya lo superó y que ha sido capaz de perdonar y sanar cada una de sus heridas. Esto no quiere decir que sea imposible hacerlo pero este tipo de personas lo dicen sin sentirlo realmente. Justifican la conducta de sus padres con frases como “ es que así lo criaron” o “lo hizo por mi bien” cuando este tipo de #heridas independientemente de la situación no le hacen un bien a nadie. Para alcanzar un perdón real se debe recorrer todo un proceso que implica primero el reconocerse cómo víctima, no para quedarse en ese lugar, sino para que partiendo de ahí algo nuevo pueda surgir.
El camino hacia la sanación.
Pocas son las personas que por cuenta propia llegan a resolver y sanar sus heridas de abandono debido a que al ser tan primarias suelen ser muy dolorosas y por tanto difíciles de enfrentar. Cómo lo dije antes, tendrá que iniciarse un proceso en el que la persona reconozca aquello de lo que fue víctima y sea capaz de verlo sin juicios ni justificaciones.
Dentro del #procesoterapeutico la persona debe sentir la confianza suficiente para abrir esos elementos de su vida y que el terapeuta sea capaz de sostener todo aquello que aparezca en el camino (irá, rencor, vergüenza) para que una vez que la persona ha expresado genuinamente lo que siente pueda abrirse un camino de posibilidad en dónde se vaya dando lugar no solo a lo que la persona perdió sino también a lo que ganó y que hizo que hasta el día de hoy se mantenga en pie. Es una tarea de evaluar y dar lugar a los propios recursos. Si bien no se tuvo la crianza que se “debería” se pueden destacar algunas relaciones cercanas de #amistad o compañerismo que probablemente de otro modo no se hubieran dado.
El factor cultural también tiene una gran influencia y debemos ayudar a la persona a desmitificar el cuidado con frases tan comunes como “es el deber de una madre” o “lo peor que le puede pasar a un hijo es no ser querido por sus padres”, entre otras. Desafortunadamente es cada vez más común que este tipo de heridas se den y que todos de alguna manera seamos o sepamos de un caso cercano.
¿Y qué hay de los padres?
Cuando el padre o la madre que abandonó a su hijo regresa arrepentido habrá que elaborar poco a poco el posible acercamiento con su hijo dependiendo de la edad y los recursos emocionales de éste.
Desgraciadamente aún vivimos con la idea de que a los #padres se les debe amar para siempre y por sobre todas las cosas lo cual no se sostiene debido a que la relación padre-hijo se va construyendo con el tiempo y no es algo con lo que se nace automáticamente. Cuando el hijo es adulto estará en él o ella si desea tener contacto con esa figura parental y cómo y cuándo hacerlo. Recordemos que una vez hecha la herida es imposible volver atrás ni reponer el tiempo perdido. Lo que sí se puede hacer es construir una nueva forma de relacionarse partiendo del ahora.