Los juguetes son un dulce recuerdo en la vida adulta, y cuando se acercan fechas navideñas, en la que se vuelven protagónicos sentimos la nostalgia de los momentos en los que nosotros fuimos #niños y extrañamos especialmente algún juguete, nos preguntamos que habrá sido de ese carrito, esa muñeca, etc. … podremos no saber a ciencia cierta dónde se encuentra ahora, pero tenemos la certeza de que tenemos un espacio para ese pequeño objeto en nuestros agradables recuerdos de infancia.
El psicoanálisis nació durante la búsqueda de la cura de pacientes adultos, entre síntomas histéricos, amores ocultos, deseos incestuosos y estructuras que se revelaban poco a poco ante la mirada y la escucha de su creador Sigmund Freud quien al darse cuenta de la constante aparición de recuerdos infantiles notó la importancia de las vivencias infantiles, de esa manera el desarrollo infantil aparece pronto en sus descubrimientos y un buen día gracias a su curiosidad científica le dio valor al juego de su nieto.
En “Más allá del principio del placer” Freud describe “el juego del carretel” como una elaboración que le permitió a su nieto simbolizar el dolor psíquico que surgió ante la partida de su madre, abriendo de esta manera un nuevo mundo de exploración para el psicoanálisis, el mundo de los juegos y los juguetes como las herramientas que permiten al niño elaborar sus vivencias.
Winnicott observa que en el principio de la vida el #niño está psíquicamente fusionado con la madre o con la figura que la represente, en un segundo momento, mediante un proceso complejo, el niño, rechaza y después reincorpora la imagen de la madre para poder mirarla objetivamente, como un ser distinto de él, este proceso se facilita si la madre tiene la posibilidad de responder al #niño y devolverle lo que él le envía, es una madre que va tejiendo con un ir y venir de hilos que van entre SER lo que el #niño tiene la capacidad de encontrar y SER ella misma, esperando con mirada paciente que su #niño la encuentre.
El #niño entra así en el goce que le ofrece la sensación omnipotente de poder controlar algo de lo real.
La importancia del objeto transicional destaca por ser el objeto del mundo externo que tiene una función de sostener al #niño es el caminar vacilante que lo lleva hacia la separación de la madre, es fundante en la constitución de su narcisismo, en la integración del yo y de la distinción del mundo que lo rodea.
Winnicot señala que lo más importante del juego “es lo precario de la acción recíproca entre la realidad psíquica personal y la experiencia del dominio de los objetos reales” (WINNICOTT, D. p72)
El mundo de las representaciones está ya a la vista del psicoanálisis y así como el adulto se relaciona en la cotidianidad a través de las transferencias que hace de sus objetos internos, de la misma manera, el #niño transfiere sus objetos internos en los# juguetes, en los que deposita una carga libidinal desbordada de energía creadora de un mundo alterno en el que toman vida sus #juguetes preferidos, les da voces que los distinguen, diferentes habilidades, voluntades y roles, así como sus sueños, se confunden con la realidad, el #niño viaja a través de sus #juegos a su mundo interno y platea las preguntas de su existencia con la ayuda de sus juguetes, desarrolla hipótesis de soluciones posibles, elabora y reelabora, así como el #juego del carretel, va y viene con preguntas y respuestas, una y otra vez los #juegos se repiten sirviendo de puente al pasar de un conflicto a otro, de una pregunta a otra, de una etapa a otra, en el mejor de los casos el #niño va creciendo y sus #juguetes van cambiando porque sus preguntas son distintas y surgen necesidades y habilidades diferente, hasta que un día los #juguetes se quedan guardados y poco a poco se van llenando de polvo… quizá porque respondieron las preguntas o porque su función de dulce acompañamiento terminó.
Me parece que la importancia que los #juguetes tienen en el #niño está anudada a la representación de constancia de los objetos, la sensación de pertenencia, de ser el propietario de algo del mundo exterior, del No-Yo que también puede poseer y que a su vez es el depositario, cómplice, testigo de las vivencias psíquicas que le van dando estructura, que van formando su personalidad. Creo que en medida en que un #niño puede disponer de sus juguetes puede encontrar en ellos una herramienta constante, incondicional que respalde su sana configuración psíquica una mayor fortaleza emocional.
Los #juguetes pueden ser considerados algo sin importancia y en la vida de los padres pueden ser más una molestia más que limpiar o un apoyo para entretener al #niño, pero en la mente del #niño los #juguetes son mucho más que eso. No quiero decir con esto que a los #niños hay que comprarles todos los #juguetes que pidan… No… lo que digo es que es importante saber que algunos #juguetes llegan a tener esa carga emocional que ayuda a la elaboración de los procesos psíquicos del #niño y mediante el #juego intenta dar respuestas a las preguntas del inconsciente y así forma su estructura de personalidad, por lo que también es importante permitirles reponerse cuando se les niega comprar un #juguete nuevo porque de esa manera va creando una manera de negociar las pérdidas y frustraciones que vendrán en la vida y de poco a poco recuperar su estabilidad, quizá reemplazando su interés por un #juguete que ya tenía o con un #juego con una persona significativa, tal como lo señalo Freud en su interpretación en el Juego del carretel de su nieto.
“La interpretación del # juego resultó entonces obvia. Se entramaba con el gran logro cultural del niño: su renuncia pulsional (renuncia a la satisfacción pulsional) de admitir sin protestas la partida de la madre. Se resarcía, digamos, escenificando por sí mismo, con los objetos a su alcance, ese desaparecer y regresar. “ (FREUD,S. p 15)
Y siguiendo esa línea de formación de un psiquismo fuerte, renunciar a tener TODOS los #juguetes es necesario para el #niño.
Sin embargo, quiero señalar lo que considero un equívoco cultural en relación al uso de los #juguetes y la manera en la que en algunas familias se les OBLOGA a COMPARTIR sus #juguetes a los niños.
considero que obligar a un #niño a compartir sus #juguetes le resulta tan agresivo porque están cargados con una fuerza libidinal importante, en cada #juguete está un pedacito de su corazón y cuando es obligado a prestar su #juguete a otros el mensaje inconsciente puede ser despersonalizado, una ataque a su amor por si mismo sumamente doloroso, lo vemos en #niños que se tiran al suelo y lloran y gritan o que se arrinconan tristemente y dejan de #jugar para mirar como otro #niño juega con su #juguete, como queriéndole cobijar con su mirada, no perderlo con la esperanza, quizá, de recuperarlo quizás sintiendo la perdida de todos los afectos que ya deposito en ese, su #juguete, el que ya le pertenece, no es la renuncia a un #juguete nuevo, es la separación de un #juguete en el que ya tenía depositado su mundo interno. Los padres reducen a nada su dolor diciendo que es un berrinche y culturalmente los padres son aprobados como “buenos padres” al obligar a su hijo a compartir, pero el costo de la aceptación social puede ser muy alto.
Considero en base a mi experiencia en guardería que los #niños prestan sus #juguetes con más facilidad si están seguros que los pueden recuperar en el momento que ellos quieran, cuando tienen la certeza de ser respetados en su cuerpo, pertenecías y necesidades.
Si enseñamos el respeto a las personas y a los objetos tendríamos niños más seguros, con una mejor diferenciación de ellos y el mundo externos y mejor validados en sus emociones.
Me surge una duda… ¿si obligamos a un niño a prestar sus juguetes eso podría tener una equivalencia a obligarlo a permitir el uso de su cuerpo a las voluntades de otros?
¿Podemos desde educar en el respeto de sus objetos y el respeto de los objetos del otro hacer prevención de abusos que pueden trascender hasta lo sexual?
Yo considero que sí podemos hacerlo, por eso mi propuesta es darle a los #niños el derecho sobre sus #jueguetes y la obligación a respetar los #juguetes de otros #niños, compartir llegará de manera natural porque lo más valioso de un #juguete llega cuando la diversión del #juego con otros #niños los conduce al encuentro de su subjetividad y la creatividad crece en sus mentes para fortalecer sus corazones con confianza, respeto y dignidad.
Winnicott, D.W. Realidad y juego. Granica editor. 1972. Buenos Aires. ´
Freud, Sigmund, Obras completas, Ed. Amorrortu, Argentina, 2007, (TOMO XVIII, 1920-22)
Psic. Leticia Martínez Meza
Atención psicológica a niños, adolescentes, adultos y parejas
Asociación Libre - Psicólogos en Guadalajara