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Artículos sobre Ayuda Psicológica

  • 9 jul 2018
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 6 sept 2023


Una situación muy común en los padres que se separan es el miedo de destruir a los hijos durante el proceso de divorcio o separación.

Las fantasías alrededor de este fenómeno van desde que los hijos serán señalados por sus amigos, que perderán el rol masculino o femenino, que estarán resentidos con alguno de los padres (o ambos), la ilusión de formar una familia será destruida, que son los únicos afectados, etcétera. Además, la angustia de criar a un hijo en solitario, las adecuaciones económicas que surjan, el proceso legal de custodia, los sentimientos de culpa y las circunstancias particulares del caso, se suman a la realidad del divorcio. Muchas de estas ideas pueden terminar siendo una realidad y es por eso que es tan importante prestar especial atención a nuestra manera de proceder al respecto para poder ayudar a cada uno de nuestros hijos a elaborar la situación según su propia subjetividad.

En primer lugar, no se puede hacer a un lado el proceso personal de adaptación a la nueva etapa, el cual será distinto para cada persona, debido a que el divorcio se puede presentar en distintos momentos del proceso de ruptura, es decir, habrá quienes aún no lo hayan asimilado y habrá quienes ya tengan claro el porqué de la separación. Habrá quienes necesiten hablar más y quienes prefieran no compartirlo con terceros. Mientras más confusa sea la situación para uno mismo, más complicado será hablarlo con los hijos de una manera receptiva a sus necesidades. Por eso es importante darnos la oportunidad de pensarlo y vivirlo, para poder reconocer los momentos en los que necesitemos ayuda.

Una vez que como padre pueda comprender cómo se está afrontando la situación será más sencillo entender que, aunque no sea tan sencillo para los hijos comprender las razones, ellos entienden lo que ha ocurrido y que esto representa cambios en su vida. Es importante que ambos padres hablen con el hijo y que la historia que se comparta con ellos 1) sea una historia que coincida por ambas versiones y 2) no se mezcle con emociones de pareja respecto a la ruptura. Es importante no mentir debido a que esto aumenta la angustia en el hijo.

Por último, es importante ser sensibles a las necesidades reales de cada uno de los hijos, sus preocupaciones principales giran en torno al miedo de perder a alguno de sus padres y sentirse responsables de la separación. Cada hijo puede reaccionar de manera distinta y comprender lo que lleva al hijo a sentirse y reaccionar de esa manera puede hacer la diferencia para brindarle la ayuda necesaria.

Cada una de estas recomendaciones son muy generales y permiten tener una guía que oriente a los padres a poner atención a los factores que pueden llegar a afectar a los niños de una manera más significativa, para así poder tomar decisiones más conscientes al respecto. Es importante también, reconocer cuando la situación nos está rebasando y necesitamos orientación profesional al respecto.

No esperes a que pase mucho tiempo, si tienes alguna inquietud respecto a cómo esto está afectando a tus hijos acude a una sesión de valoración, no le hace daño a nadie.


La historia de los padres es la realidad de los hijos.
Como explicar el divorcio a los niños

  • 6 nov 2017
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 8 mar 2020


como hablar de la muerte con los niños

Hablar con los niños sobre la muerte, es uno de los temas que como padres tendemos a ocultar y evitar lo más posible ¿pero por qué?

Hablar sobre la muerte en general es un tema conflictivo incluso para nosotros como adultos pues está rodeado de misticismo, dudas, recuerdos dolorosos de pérdida o miedo.

Sin embargo, es importante aceptar que eventualmente nuestros hijos habrán de enfrentarse a experiencias de pérdida (de familiares, mascotas, etc.) y es necesario prepararnos para hablar con ellos de este tema.

  1. Antes de abordar el tema, analiza y piensa con claridad lo que deseas transmitirle a tu hijo. Cada uno de nosotros tiene creencias y explicaciones que forman parte de los valores y formas de entender nuestro entorno que queremos fomentar como familia. No tengas miedo de investigar, hablar con tu pareja, preguntar a un guía espiritual o profesional hasta que hayas formado un discurso claro y vinculado a tus creencias y valores familiares.

  2. No ocultes tus sentimientos. Ocultar nuestros sentimientos ante un momento de pérdida puede hacer que nuestro hijo sienta ansiedad además de que aprenderá a ocultar sus emociones cuando devenga una situación parecida. Indícale que es normal sentirnos tristes cuando muere alguien, pero coloca el acento en que es a través del amor y el apoyo de la familia que podemos sentirnos mejor y no olvidar aquello que nos ha enseñado aquel que ha muerto.

  3. Los que se van, siempre están en nuestra memoria. Uno de los temores más grandes para los niños es que aquel que muere desaparece o bien permanece junto a nosotros sin que lo podamos ver, es necesario, por lo tanto, aclararles que aquellos con los que convivimos forman recuerdos y lazos con nosotros que permanecen en nuestra memoria para siempre aún a pesar que físicamente no podamos verlo. A su vez, podemos utilizar elementos como rasgos físicos y vínculos sanguíneos para aclarar que aquel que parte está dentro de nosotros pues deja su herencia en nuestro interior tanto por sus recuerdos como por su herencia en los rasgos físicos o de carácter compartidos.

  4. Morir no es “como dormirse”. Uno de los errores más frecuentes al explicarles a los niños la muerte es realizar la similitud entre morir y quedarse dormido para no despertar. Esta metáfora puede generar muchísima angustia y generar fobia a dormirse o pesadillas. Es necesario aclarar que cuando morimos nuestro cuerpo descansa y se integra nuevamente a la tierra (ya sea porque nos reintegramos a la naturaleza cuando nos colocan en la tierra o se esparcen nuestras cenizas) y que, aunque nuestros seres queridos no pueden vernos, nuestra esencia permanece en nuestra familia y amigos.

  5. Familiares o conocidos con enfermedades terminales. Cuando nos encontramos ante la enfermedad grave o terminal de una persona cercana al niño es necesario explicarle los cuidados que debe de tenerse con ella y lo importante de compartir momentos para fortalecer el vínculo. Procuremos contestar sus dudas y, sobre todo, no dudar en que esto le generará angustia y prepararnos para brindarles todo nuestro amor y comprensión.

Asesórate y busca ayuda profesional. No esperes meses para llevar a tu hijo con un psicólogo o psicoterapeuta si presenta intensa ansiedad, pesadillas, no puede dormir, tiene miedo o pregunta de manera constante sobre la muerte, etc. Consulta con un especialista infantil o bien, busca asesoría con un profesional para que te oriente a cómo manejar el tema de forma más personalizada.


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