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Artículos sobre Ayuda Psicológica

  • 30 abr 2018
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 7 sept 2019



Uno de los temas frecuentemente abordados en escuela para padres, trabajos psicoterapéuticos con niños y adolescentes, consejería para padres de familia, etc. es esta llamada Crisis de Autoridad por parte de los padres hacia los niños o adolescentes, indicando que en la actualidad los niños y adolescentes cuestionan, no obedecen, contestan muchas veces de manera altanera o incluso regañando o exigiendo a los padres.

Un padre en alguna ocasión llegó a decirme "Hoy en día los patos les disparan a las escopetas, en mi época era impensable para mi responderle a mi padre y ahora, ya no sé que hacer para que mi hijo de 7 años me obedezca".

¿Qué es lo que está pasando con la autoridad y las formas de disciplina de las familias actuales? Antes de responder a esta pregunta es necesario y prioritario respondernos a una primer ¿cómo era la autoridad y las formas de disciplina antes? ¿Cómo nos educaban nuestros propios padres y cómo lo hicieron nuestros abuelos hacia nuestros padres?

Muchos padres han llegado a comentarme que no entienden esa "manía" de nosotros los psicólogos en insistir que no se les puede golpear (pegar) a los niños para hacer valer la autoridad (eso si, estableciendo siempre que es como último recurso).

Sin embargo, ¿la última (y más efectiva) forma de ejecutar la autoridad y la disciplina es pegándole a un niño o dando una bofetada a un adolescente?

Remontémonos a nuestra propia infancia y adolescencia, ¿cómo era nuestra familia de origen? Las familias de hace algunas décadas tenían una estructura autoritaria, los roles estaban bien definidos, y mayoritariamente la autoridad y la disciplina la ejercían los adultos, específicamente el padre, aunque con quien convivíamos de manera regular era la madre quien fungía como ama de casa y se encargada de todo lo referente a la crianza de los hijos mientras el padre fungía como proveedor. Regularmente no había posibilidad de discutir, negociar, etc., mucho menos cuando el padre estaba involucrado o había dicho alguna instrucción disciplinaria, la pareja de los padres difícilmente discutía o si lo hacía ya se sabía el resultado, el padre tenía la última palabra y si existían negociaciones, eran a escondidas, en privado hablando con la madre, era ella la que se enteraba de todo aquellos que acontecía en la casa y era la encargada de informar (u ocultar) la información al padre.

La autoridad, la disciplina y las consecuencias en esa época eran definitivas y muchas veces, no aclaradas. Se inventaban "al vuelo", a conveniencia o necesidad de los padres (muchas veces en arranques de ira o desesperación) e inculcaba invariablemente ser golpeados con cintos, chanclas o con la mano extendida. Para regañar o reprender se usaban adjetivos como flojo, tonto e incluso palabras altisonantes, o bien, prolongados silencios en donde por horas, días o semanas uno de los padres no hablaba con el hijo en particular, aunque en ocasiones incluía a todo la familia.

Hoy en día esa estructura es imposible de llevar, iniciando con las labores parentales, cada vez son más raras las familias con una estructura en donde el padre es el proveedor exclusivo y la madre permanece mayoritariamente en casa. Actualmente ambos padres trabajan o tienen actividades que los alejan de casa. La labor parental es compartida, la comunicación entre los padres ha aumentado, la vida en pareja incluye la noción de igualdad de toma de decisión y palabra. Y eso se debe a una serie de luchas con respecto al derecho de las mujeres para tener control y decisión sobre sus vida y también, el derecho a los hombres de ser involucrados en la vida familiar, ser visualizados con seres humanos que requieren apoyo y que necesitan una vinculación emocional y afectiva por parte de su pareja e hijos.

En la actualidad los niños tienen acceso a información y al conocimiento, ya no está centrado en la figura del padre o del profesor, por lo que esa barrera del saber no se centra en el adulto, entonces ¿cuál es la labor del padre actual?

Preparar a los hijos para enfrentarse al mundo que les tocó vivir

Entonces ¿Las familias "de antes" eran funcionales y las de ahora no? Aclaremos, antes había autoridad y se sometía por la fuerza a quien no estuviera de acuerdo incluso cuando había abuso y violencia. Si lo que se pretende hacer con las estructuras familiares es replicar la estructura social, no es extrañar las manifestaciones a nivel social y psicológicas que tenemos por parte de "los adultos" actualmente. Ya sea porque se deseaba escapar de una estructura familiar restrictiva o bien, porque no existió ninguna estructura.

Actualmente toda estructura de autoridad y disciplina familiar debe de estar basada en ideas claras acerca de lo que queremos fomentar en nuestros hijos a largo plazo, lo que implica generar personas independientes, creativas, que cuestionen y propongan soluciones, que puedan vincularse y amar, que busquen su felicidad, acepten las frustraciones de la vida y que se sobrepongan a ellas. ¿Y como se hace todo esto?

Primero definir los límites, para esto te recomiendo leas el artículo COMO PONER LÍMITES A MIS HIJOS o también el artículo PUEDO SER AMIGO DE MI HIJO el cual indica la diferencia entre un límite y una norma, entre ser democrático o permisivo.

Papá y mamá que lee este artículo, para establecer autoridad y disciplina en casa hay que pensar lo que queremos hacer, no rendirnos, hablar con nuestra pareja, manejar un frente común, respetar y hacer que se nos respete también.

Dependiendo de la edad de los niños podremos hablar y negociar con ellos, en los primero años tendremos que definir y si pretendemos llenarlos de juguetes, comprarles todos los juguetes y dejarlos viendo el celular o la televisión para que se entretenga preparémonos para enfrentar las consecuencias de nuestros propias decisiones, ya estaremos formando NIÑOS CONSUMISTAS, que piensan que solo tienen derechos y no obligaciones, niños (que serán adultos) dependientes que creen que todas sus necesidades deben ser satisfechas por otro y que trabajar, recoger, lavar lo que se ha ensuciado es un castigo.

Ser padres y fungir como soporte de nuestros hijos no es tarea fácil, sobre todo porque estamos en una estructura nueva y tratando de construir un esquema de autoridad y disciplina diferente al que fue usado por nuestros padres. Investiga, infórmate con personal profesional (psicólogo escolar o externo), lee y encuentra tu propia forma de entender y fomentar valores en tus hijos.

  • 11 dic 2017
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 7 sept 2019



Crianza respetuosa e introspectiva

Desde hace ya algunas décadas el término de crianza respetuosa comenzó a surgir como una forma de abordar educación y formación al interior de la familia de los niños y adolescentes, ésta tiene como idea fundamental que considera a los niños antes que nada como personas con los mismos derechos de un adulto y cuyas bases fundamentales son el amor, el respeto y los límites no punitivos (disciplina positiva, límites pensados en la autoprotección e independencia de los niños).

Surgida de la Teoría del Apego desarrollada por el psiquiatra infantil John Bowlby, la crianza respetuosa se establece como una alternativa a una crianza autoritaria, en donde se consideraba a los niños y adolescente como elementos sin decisión ni opinión en donde la disciplina se establecía desde el castigo físico o psicológico (insultos, apodos, silencios), estableciendo que la principal necesidad del niño y el adolescente dentro del hogar es la de recibir afecto, vínculos significativos y profundos con sus padres o encargados de su crianza y el establecimiento de un mundo familiar entendible, coherente y estable que permita al niño experimentar, explorar, vivir el mundo y enfrentarse a la frustración, las reglas, la convivencia social e incluso el ataque de su entorno con la posibilidad de salir adelante cuando se enfrente a dichos obstáculos pues tendrá fortalecido su mundo interno, su autoconcepto y por supuesto, su amor propio.

Para hablar de crianza respetuoso existen 6 principios para definirla, entenderla y poder implementarla:

1. Tratar a los niños como a iguales, es decir, tratarlos como a nosotros como adultos nos gustaría ser tratados. Mantener una autoridad mediante el respeto a la integridad del niño como persona, no impuesta mediante el miedo o amenazas.

2. Empatía hacia los niños para que ellos puedan ser empáticos a su vez. Ojo, ser empáticos no significa "ponerme en los zapatos del otro", muchos padres quieren enseñar a sus hijos hablando de sus propias experiencias y cómo los niños deberían de sentirse a partir del referente que tiene el padre - "Tu abuelo me regañaba constantemente y yo tenía que obedecerlo, valora que yo ahora hablo contigo y no te abofeteo o insulto - sino más bien, entender al otro, reconocer e identificarme con lo que lo que puede estar sintiendo reconocimiento y valorando sus necesidades, deseos y sueños.

3. Responder hacia las necesidades, sentimientos y pensamientos del niño de forma contante y sostenida.

4. No forzarlo a madurar o infantilizarlo. Papás que quieren que niños de 2 o 3 años permanezcan sentados y callados horas o papás que recogen los platos y recámara de adolescentes de 15 o 16 años ¿te suena parecido a lo que vez en casa o a tu al rededor? Fomentar que los niños y adolescentes adquieran los elementos necesarios

5. Límites y disciplina positiva. ¿porqué mi hijo no me obedece? ¿qué hago si mi hijo me insulto o me golpea? ¿qué es un límite? ¿cómo puedo trabajar la disciplina positiva con mis hijos? ¿cuál es la diferencia entre un límite y una norma? Para saber más sobre este punto te recomiendo el artículo CÓMO PONER LÍMITES CON MI HIJO o AUTORIDAD Y DISCIPLINA PARA PADRES.

6. Haz introspección y reflexiona. Desarrollar una crianza tanto respetuosa como introspectiva significa que tu como padre o mamá realmente mires a tu interior, realices una inspección interna, pienses, te cuestiones, de observes y te analices para valorar cómo y porqué estás criando a tus hijos de la forma en la que lo haces y si en este análisis determinas que quieres cambiar de dirección puedas visualizar el rumbo y el porqué deseas cambiar el esquema de crianza que hasta el momento has llevado.

Regularmente y de forma inconsciente terminamos ya sea repitiendo o tratando de compensar situaciones de nuestra propia infancia que no logramos entender y que replicamos con nuestros hijos en la actualidad, es importante que te cuestiones, ¿Cuándo pienso en mi infancia, de qué me acuerdo?, ¿Cómo recuerdo a mis padres?, ¿Cómo se manejaba la disciplina en mi familia de origen?, ¿Qué de lo que pasó en mi infancia jamás quisiera que mis hijos pasaran?, ¿Cómo suelo reaccionar cuando me enojo o me frustro?, ¿Siento que el tiempo que paso con mis hijos realmente convivo con ellos o suelo aislarme?, ¿Cómo les expreso amor?, ¿Hablo con ellos, los conozco realmente?, La disciplina que aplico en casa

¿funciona?, ¿Cómo me vivo y me siento cuando convivo con mi familia (pareja e hijos)?,

La crianza respetuosa e introspectiva establece una crianza que prepara para crecer y madurar con forme a la edad y las situaciones que el niño y el adolescente vive en su desarrollo, prepara para vivencias los límites y las reglas mejoran nuestra convivencia, nos protegen y determinan tanto mis derechos como obligaciones, es decir nos prepara para vivir en sociedad de tal forma que seamos independientes, autónomos y con habilidades para convivir saludablemente con nuestro entorno.

  • 8 nov 2017
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 8 mar 2020


Niños agresivos

Cada vez es más frecuente escuchar a padres y madres tener problemas con "niños agresivos" que describen como sus hijos llegan a retarlos verbalmente y hasta golpearlos por solicitarles hacer una actividad determinada (comer verduras, hacer la tarea) o bien, a abandonar una actividad placentera (dejar de jugar videojuegos, desconectarse de internet), es decir que son niños agresivos, retadores o "contestones".

La agresividad no está sólo en los niños, es una tendencia que está presente en todo los seres humanos, no importa su edad, lo que hay que aclarar es que son el tipo de manifestaciones de la agresividad las que son consideradas como enfermizas o patológicas.

La agresividad (los impulsos agresivos) y el enojo tienen una función, nos permiten defendernos cuando alguien o algo nos ataca o nos hace daño, sin embargo, cuando con dichas acciones agresivas no nos defendemos sino que dañamos, lastimamos, menospreciamos a los que nos rodean definitivamente rompe con el vínculo de la sana convivencia social, del acuerdo que nos permite vincularnos con los otros, "Nadie tiene derecho a golpearnos o insultarnos, yo no tengo derecho a hacerlo tampoco".

Pero ¿Qué podemos hacer en esas situaciones de agresividad infantil? ¿Es normal la agresividad en niños? ¿Debe permitirse que los niños golpeen?

Si tienes en casa o salón a un "niño agresivo", toma en cuenta las siguientes recomendaciones con respecto al tema:

  1. No permitas que el hijo te agreda. Si bien dije que los impulsos agresivos (agresividad) en niños es normal, es el manejo de éstos lo que nos permite vivir en sociedad y la edad no es una justificante para golpear o insultar. Recuerda las reglas que le enseñes al niño le dan la pauta de como lidiará con las cosas que le molestan o frustran, así como la manera en la que trata a las personas. Si el niño se muestra agresivo o incluso, llega a golpearte, detenle las manos con calma pero firmemente, indícale que te duele y molesta que haga eso y que tendrá una consecuencia por su acto. Acepta los impulsos agresivos, no los actos que dañan o lastiman.

  2. No golpees o insultes al niño. Niños agresivos no necesariamente significa padres que están siendo agresivos, sin embargo, en ocasiones la agresividad en el niño puede ser una respuesta a un acto o palabras por parte de nosotros los adultos. Evitar que el niño golpee o insulte, golpeándolo o insultándolo a su vez, ya que esto es incongruente y contraproducente. Recuerda, estamos creando un ambiente de disciplina pero además uno de respeto y amor hacia nuestros hijos.

  3. Habla abiertamente con el niño sobre las consecuencias y cúmplelas. Regularmente al niño agresivo se le grita, pero no se le explica. Cuando se haya calmado, explícale que cuando responde de manera grosera, cuando golpea o insulta, etc. lastima a los que están a su alrededor y que esa es la razón por la cual no debe hacerlo. Procura que la consecuencias impuestas sea un momento para que el niño piense, se desahogue y reflexione (retirarse a su habitación, sentarse en una silla especial para pensar, etc.) sin olvidar que después del tiempo en que se tranquilice deberá obedecer la instrucción. Si no puede convivir sin dañar, no convivirá sino hasta que no lastime o agreda a los demás.

  4. Los niños agresivos lo son por una razón. Entender la fuente de la agresividad del niño es fundamental para enseñarlo a aceptarla y controlarla en beneficio de su convivencia social, analiza cuando es más frecuente que presente agresividad (entorno donde hay mucha gente, cuando pierde en el juego, cuando no la invitaron a jugar, en la mañana, cuando regresas por él a la casa de su abuela, etc.). Entender es poder hacer algo al respecto, negarlo o solo querer que pare no modificará la situación.

  5. Conserva la calma y recuerda por qué es importante. Al principio el niño llorará, gritará, hará pataletas, saldrá corriendo, etc. El cansancio, hartazgo y culpabilidad al momento de disciplinar al niño que agrede suelen ser los principales obstáculos, recuerda que tu objetivo es mejorar la calidad de vida de tu hijo, prepararlo para el futuro y permitir que desarrolle habilidades para esforzarse y sobrellevar su frustración. Cuando pienses en “dejarlo pasar” recuerda porqué y para qué estás esforzándote.

  6. Consulta con un especialista. Recuerda que un especialista puede ayudarte a entender y plantearte diferentes maneras de comprender lo que está sucediendo al niño y porqué, recuerda que la agresividad está presente en todos nosotros, pero el especialista te puede ayudar a comprender porque este tipo de agresividad se presenta en este niño particular.

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