Hablar acerca de asistir al psicólogo o buscar ayuda psicológica sigue siendo a la fecha un tema tabú profundamente arraigado a nivel social, sin embargo es también cierto que actualmente hay una tendencia a "psicologizar" cada una de nuestras experiencias de vida y explorar de manera indiscriminada el sentido y objetivo de asistir con un psicólogo, por lo tanto ¿porqué vamos al psicólogo? ¿de qué se habla cuando estamos ahí? ¿todos tenemos (debemos) de ir al psicólogo? Si tienes dudas acerca de asistir con un psicólogo o psicoterapeuta te invito a que leas los siguiente 5 puntos a tomar en cuenta para tomar la decisión de buscar ayuda psicológica:
El tema o la situación te aísla y no puedes hablarlo con familia o amigos.
"¿Para qué quiero un psicólogo? Mi terapia es platicar con mis amigos", "Yo puedo hablar absolutamente todo con mi mamá o hermanos", pero que pasa cuando los problemas a los que nos estamos enfrentando involucran a nuestra familia, pareja o hijos tocando temas que pueden causarnos vergüenza, señalamiento o incluso generar un posible daño emocional a las personas que nos rodean, estos temas pueden estar vinculados a la sexualidad, situaciones de mi infancia (carencias, abusos), miedos, dificultades laborales o económicas, problemas de pareja o forma de crianza de los hijos. Cuando una persona asiste con un psicólogo o psicoterapeuta busca un espacio para hablar libremente acerca de lo que le pasa y de lo que siente para buscarse a si mismo, entender las raíces de lo que siente y de encontrar caminos diferentes para llegar a su mayor bienestar. Un psicólogo profesional cuenta con un entrenamiento para manejar toda la información de sus pacientes de forma confidencial y sensible, evitar dar consejos dirigidos por una moral externa y se centrarse en analizar todo lo abordado por la persona que lo consulta, es por eso que es importante que el psicólogo no atienda a miembros de su familia e incluso, algunas perspectivas indican que no debemos atender a miembros de una misma familia, amigos o conocidos de los pacientes que atendemos.
Las personas que te aman o estiman te dicen que necesitas ayuda psicológica.
En ocasiones puede llegar a utilizarse el hecho de recomendarle a alguien asistir a un psicólogo o tomar ayuda psicológica como un insulto o la indicación estar "loco", etc. Sin embargo no siempre la intención del exterior es mal intencionada sino todo lo contrario, nos solicitan buscar ayuda por que están genuinamente preocupados por nosotros, nuestra actitud o manera de ser los lastima o los aleja, porque se dan cuenta - incluso antes que nosotros mismos - acerca de las dificultades y sufrimiento presentamos ante ciertas situaciones. Estados intensos de estrés o ansiedad, depresión grave, irritabilidad o agresividad verbal o física pueden ser situaciones en las que las familias, parejas o amigos cercanos intervienen y tratan fomentan que una persona asista al psicólogo. Es importante que evaluemos realmente lo que nos indica nuestro exterior cuando nos pide que asistamos a psicólogo, psicoterapeuta o busquemos ayuda psicológica de algún tipo.
No puedes dejar de pensar o de sentir algo, incluso mucho tiempo después de que sucedió.
Abusos, infidelidad, abandonos, pérdidas, muertes, enfermedad, accidentes o desastres pueden llegar a ser situaciones traumatizantes que marcan la forma en que nos vemos a nosotros mismo y a nuestro alrededor. Los sucesos traumáticos o traumas son hechos que no se "asimilan" y pueden llegar manifestarse en recuerdos, imágenes o pensamientos intrusivos (es decir, que aparecen sin que los llamemos y que aunque intentemos expulsarlos u olvidarlos es muy difícil o imposible de hacerlo o es solo temporal). Es particularmente en estos hechos que los psicólogos clínicos y los psicoterapeutas podemos brindar apoyo o atención psicológica para tratar este tipo de situaciones, basados principalmente en fomentar que la persona exprese verbalmente aquello que le "ocupa" la mente, esto en un espacio protegido y realizando un acompañamiento profesional y cercano, de tal modo que el psicólogo funja como un guía y acompañante en la exploración de este hecho brindando un soporte y apoyo para sortear esta difícil situación de forma que la persona pueda integrarlo y continuar.
No sabes con exactitud que te pasa, pero sientes que algo no está bien.
Muchos pacientes que asisten por primera vez con un psicólogo indicando que sienten o piensan que les está pasando algo y que va más allá de las preocupaciones del día a día pero no saben con exactitud los que los tiene tristes, ansiosos o con poca motivación. Regularmente esta sensación aparece como cuestionamiento o pensamientos acerca del futuro, falta de rumbo o de energía, sensación de estar atrapado en situaciones sin sentido o bien, en enfermedades "de origen psicológico" (dolores de cabeza, colitis, gastritis). Un psicólogo en estos casos funge como un compañero neutral para poder hablar de esta serie de situaciones aparentemente desconectadas fungiendo como un elemento activo que permite "rebotar" ideas y encontrar nuevas formas de entender las sensaciones y sentimientos.
Nada te ha funcionado.
Hacer ejercicio, meditar, tener algún pasatiempo, pintar, colorear mandalas, salir a divertirte con amigos. Aunque en las últimas décadas ha existido una apertura mayor para aceptar la labor del psicólogo clínico o del psicoterapeuta aún hablar acerca de nuestras emociones, de nuestro conflictos, de nuestros miedos permanece como un tema prohibido. "La ropa sucia se lava en casa", "Más vale malo conocido que bueno por conocer" son algunos de los dichos mexicanos que pueden asociarse a una cultura de no hacer algo "nuevo" o diferente al camino que otras generaciones han usado para solucionar sus problemas. Y aunque es cierto que hacer actividades constructivas como el deporte o el arte ayuda a canalizar nuestra angustia, estrés o tristeza en ocasiones las situaciones a las que nos enfrentamos superan - por mucho - lo que este tipo de actividades nos permiten "descargar". La psicología clínica y la psicoterapia están basadas en un punto modal, hablarlo ayuda pues permite externar pensamientos, sentimientos y situaciones que permanecían sepultadas por lo diario y cotidiano permitiendo que situaciones complejas y difíciles encuentren un canal para ser analizadas y escuchas por la misma persona que los genera.