Mucho se ha hablado sobre la comunicación en pareja (artículos, programas de televisión y radio, libros) y básicamente todos indican los mismo, que la comunicación en pareja es indispensable para llevar un buena relación , que si no se tiene comunicación en pareja no pueden tomarse decisiones en conjunto, no podemos sentir que pertenecemos a nuestra pareja, en fin, que no tener comunicación nuestra pareja implica problemas.
Pero, ¿Cómo se le hace para establecer comunicación con nuestra pareja?
Inicialmente es tomar conciencia que la persona que tenemos enfrente, nuestra pareja con la pasamos tiempo libre, dormimos, comemos, incluso con la que hemos pasado años de convivencia desconoce lo que estamos pensando.
Existe una idea arraigada de que una pareja es nuestra media naranja, nuestro complemento, aquel o aquella que completa nuestras frases, sueña nuestros sueños, pero ¿qué creen? Nuestra pareja no tiene la posibilidad de conocer nuestro pensamiento o lo que estamos sintiendo a menos de que nosotros lo hablemos claramente con él o con ella.
Negar cuando se está enojado, minimizar u ocultar algo que nos molesta, esconder en nuestro interior hechos del pasado que aún nos están haciendo daño, lo único que genera es retirar las palabras negándonos la oportunidad de conocernos y poder solucionar el conflicto, es decir, rompemos la comunicación en pareja.
Muchas veces eso sucede porque queremos evitar un problema, llevarnos mejor, asumiendo que discutir implica algo negativo.
Sin embargo, paradógicamente las parejas estables son aquellas que discuten y discuten mucho pero no para saber quien tiene la razón o para sentir el control en la relación.
Las parejas estables discuten porque quieren escuchar lo que el otro tiene que decir, porque asumen que el otro necesita desahogarse y hablar, porque se acepta que no sabemos todo del otro y podemos encontrar cosas nuevas en él o en ella, ésto con la confianza de que nuestra pareja también desea saber lo que nosotros queremos hablar y que necesitamos desahogarnos mientras el otro nos escucha y nos descubre con todos nuestros defectos y también, con todas nuestras virtudes.
La comunicación en pareja permite resolver los problemas, perro también implica asumir que las parejas normalmente tienen y van a tener problemas, la gran diferencias es que los problemas de pareja no se ocultan sino al contrario se exponen y comunican, a continuación te planteo algunos puntos a considerar sobre el tema:
Pregúntate ¿para qué estas hablando con tu pareja? Efectivamente, los problemas de pareja se solucionan hablándolos pero, es importante que evalúes con qué intención hablas con tu pareja. ¿Quieres desahogarte, reclamarle, culparle de todo, que te adivine el pensamiento y haga con exactitud lo que le pides? Si quieres hablar con tu pareja para desahogarte es válido pero indícalo, y si lo haces con el ánimo de "hacer sentir menos" o "destruir" al otro asume que la consecuencia será acorde a tu intensión. Trata de no utilizar sarcasmos, amenazas, ni seas cruel cuando te comuniques con tu pareja, comunícate con tu pareja de manera respetuosa y congruente y no permitas que tu pareja te menosprecie o minimice. Hay ocasiones en las que se asume que por el grado de convivencia o de intimidad en nuestra pareja "ya sabes como soy" y obviamos que debemos cordialidad.
Sé específico sobre lo que necesitas y lo que sientes. Expresa como te sientes al respecto de sus acciones, que te duelen o molestan, que estás frustrado o que no quieres hablar del tema imprimiendo el sentimiento a tus palabras pero sin insultar o menospreciar. Asume que tu pareja no sabe lo que estás pensando o como te sientes y necesitas decirlo para que el otro entienda lo que está pasando en ti.
Piensa en que no siempre tendrás la razón en todo (ni tu pareja tampoco). Uno de los puntos más difíciles de entender a nivel individual, hay ciertas cosas que nuestra pareja o nosotros queremos - y necesitamos - decir que son desagradables, conflictivas y que van a señalar aspectos que seguramente van a molestar. La idea no es asumir que nuestra pareja tiene toda la razón - o viceversa -, sino que nadie es perfecto y que todos tenemos aspectos que son difíciles de manejar y entender para poder trabajarlos para que no les "exploten" en la cara o dañen a los que nos rodean.
Trabaja en ti. No puedes comunicar claramente algo de lo cual no tienes ni idea, y este aspecto se obvia mucho al tratar problemas de pareja porque se asume que el problema lo tiene el otro y no uno mismo. Busca espacios para reflexionar, cultiva actividades individuales, infórmate y si necesitas ayuda, siempre puede solicitar apoyo profesional individual con un psicólogo clínico o psicoterapeuta, recuerda que hay algunas cosas que no se pueden resolver en pareja sino que deben ser abordadas a nivel personal.
Prueben con terapia de pareja. Existen una serie de tabúes con respecto a la terapia de pareja, p. ej. que durante la terapia de pareja el terapeuta le "dará la razón" solo a uno, que hará que las cosas empeoren planteando el divorcio, que se trata de regañar a la pareja o hacerlos sentir culpables, que solo se abordan tareas o ejercicios establecidos o pre-estructurados, etc. La terapia de pareja tiene como objetivo entender los problemas de pareja de forma particular, entendiendo la historia, la personalidad de cada uno de los miembros y como ésta se encadena con la dinámica que esa pareja en específico tiene. El objetivo de la terapia de pareja lo define ya sea de inicio o en transcurso de las sesiones, los miembros de la propia pareja (reestablecer el vínculo y el compromiso matrimonial, poder hablar claramente sobre una situación dolorosa del pasado, señalar dificultades en el área sexual de forma sensible y afectiva, tener un espacio para que un tercero medie en las discusiones para poder llegar a acuerdos, trabajar sobre la forma de crianza de los hijos, etc. ), cada una de la parejas tiene sus conflictos muy específicos e íntimos y por lo tanto requiere que la terapia de pareja sea un espacio que respete esas especificidades. Darse la oportunidad, intentar o probar da la posibilidad de experimentar un camino diferente al que se ha estado recorriendo, asumiendo que es el deseo de la pareja de tratar de entender lo que está pasando para planear una decisión que genere respeto y estabilidad.