A continuación explicaremos lo que es un síntoma en psicología y cuales son algunas de sus funciones, así como el porqué se dice que un hijo es el síntoma de la relación familiar o la relación de pareja y los focos a los que debemos prestar atención.
¿Qué es un síntoma?
Antes que nada debemos saber que los síntomas se generan de manera inconsciente, o sea que no nos damos cuenta de que está sucediendo y no surgen a voluntad.
Un síntoma es la forma de poner en evidencia que algo no está funcionando como debería en nosotros mismos o en nuestro entorno, y al no poder expresarlo con palabras, ya sea por no entender lo que está sucediendo, porque las situaciones son muy intensas o porque no estamos familiarizados con las propias emociones, lo actuamos o mejor dicho, lo representamos para poder verlo y buscar una solución o simplemente comprender lo que pasa.
Gracias a los síntomas, se puede llegar a obtener lo que deseamos pero de una manera que podríamos calificar como "negativa", por ejemplo conseguir atención en forma de regaños, de mantenernos enfermos o de parecer débiles e indefensos.
Otra de las funciones de los síntomas es la de ser una defensa contra aquello que no estamos preparados para afrontar.
Pero también una persona puede jugar un papel de síntoma de otra u otras personas, por ejemplo los hijos pueden ser el síntoma de la relación de una familia.
¿Qué significa que un hijo es el síntoma de la relación?
Los hijos pueden ser aquellos que expresan los problemas que existen dentro de la familia pero, como mencionamos anteriormente, no lo hacen por medio de las palabras, sino de su propio cuerpo, su comportamiento, sus actitudes, entre otras.
Y esto es lo que hace que pensemos que esos síntomas son a causa del mismo niño y no de la relación que existe con quienes lo rodean.
Es posible que dentro de la familia existan situaciones que no se han resuelto o que no se han hablado o explicado de la mejor manera a los niños y estos las perciban pero no logren comprenderlas, lo que facilita el surgimiento de un síntoma a manera de denuncia, de que hay algo ahí que no se ha comprendido o que esta generando incomodidad en el niño.
Las circunstancias en las que el niño nace propician que ese niño se viva como síntoma o no. Un ejemplo de esto pueden ser los padres que creen que tener un hijo es la solución a sus problemas. Mientras que lo que realmente pasa es que se le deposita a ese niño toda la responsabilidad de reparar la relación que ya estaba rota antes de que el siquiera llegara. Es posible que el niño no este enterado de eso, sin embargo la carga y la responsabilidad si las percibe y esto puede enfermarle al no saber que es lo que se espera de él y si es que lo sabe, el no poder cumplirlo también lo puede llevar a generar síntomas.
Puede también el hijo síntoma estarse defendiendo de la agresión que los padres están ejerciendo sobre él. Por ejemplo la agresividad o el rechazo hacia los padres puede ser una manera de buscar su independencia a causa de la sobreprotección.
Estos son algunos de los síntomas que podemos observar en ellos:
Alteraciones en el estado de ánimo.
Depresión.
Necesidad excesiva de atención y aceptación.
Alergias.
Bajo rendimiento académico.
Acoso escolar o Bullying (tanto víctima como victimario).
Enuresis.
Encopresis.
Dificultades para concentrarse.
Conductas que no coinciden con su edad.
Agresividad.
Autolesiones.
Estrés.
Si detectamos alguno de estos síntomas en nuestros hijos o en nosotros mismos es muy importante acudir a un proceso psicoterapéutico en donde se involucre tanto a los padres como a los hijos, ya que para lograr una mejoría es necesaria la participación de todos.