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Artículos sobre Ayuda Psicológica

Actualizado: 7 sept 2019


La obesidad es un problema de salud, no sólo física, sino social y emocional que está muy normalizada en el contexto mexicano, debido al significado que tiene la alimentación en nuestra cultura. Cada vez es más común ver a niños y niñas con este tipo de problemáticas y desde hace años los sistemas de salud han hecho modificaciones tanto en los abordajes de prevención e intervención como en los protocolos alimenticios en las escuelas.

La obesidad ha sido fuertemente asociada con padecimientos de salud mental como depresión, ansiedad, falta de control de impulsos, bajo autoconcepto, dificultad en las relaciones sociales y dificultades en la vida sexual, es por eso que pensar en un niño que desde etapas muy tempranas de su desarrollo presenta problemas de alimentación es tan alarmante, pues lo convierte en un blanco vulnerable para otros padecimientos que son igual de preocupantes como el acoso escolar, la dificultad de estilos de vida saludables en la adultez y enfermedades mentales.

Lo más adecuado es una intervención multidisciplinaria conformada por psicólogo, nutriólogo y médico (por lo menos), además de que la intervención debe realizarse en las distintas áreas del niño como son la escuela y la casa. Al hablar de niños y obesidad, no podemos olvidar el papel tan importante que juegan los padres en la intervención y tratamiento de la enfermedad, es por eso que aquí se enlistan 5 breves recomendaciones dirigidas a los padres que buscan iniciar con ese proceso:

1. Establecer horarios definidos. Éstos basados en la evaluación del contexto y necesidades familiares, así como en la dieta y estrategia propuesta por el nutriólogo experto en el área.

2. Evitar premiar o castigar con la comida. Uno de los principales problemas de la obesidad es que se establece un lazo afectivo con la comida, ya sea de amor u odio, y este tipo de conductas favorecen esa relación.

3. Es mejor ser constante que rígido. A veces los padres se vuelven jueces punitivos del consumo del hijo, lo cual puede aumentar el nivel de angustia y así, el impulso de consumir alimentos sin hambre. Basta con establecer los horarios y porciones y acompañarlo en el proceso.

4. Una comida sin estímulos. Ver televisión o realizar actividades con el teléfono, tablet u otro artefacto que distraiga durante la comida, dificultan que cualquier persona pueda ser consciente de su alimentación, siendo que este punto es necesario para el cambio de hábitos y significados en la alimentación.

5. Ser un guía en el ejemplo. Es complicado para los niños realizar estos cambios y sostenerlos si dentro del núcleo familiar se viven conductas que promuevan lo contrario, por ejemplo: si los padres tienden a solucionar sus emociones angustiantes con conductas evitativas, si la dinámica familiar promueve estados de ansiedad o si alguno de los padres presenta malos hábitos en la alimentación.


México es el primer país en obesidad infantil.

  • 30 abr 2018
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 7 sept 2019



Uno de los temas frecuentemente abordados en escuela para padres, trabajos psicoterapéuticos con niños y adolescentes, consejería para padres de familia, etc. es esta llamada Crisis de Autoridad por parte de los padres hacia los niños o adolescentes, indicando que en la actualidad los niños y adolescentes cuestionan, no obedecen, contestan muchas veces de manera altanera o incluso regañando o exigiendo a los padres.

Un padre en alguna ocasión llegó a decirme "Hoy en día los patos les disparan a las escopetas, en mi época era impensable para mi responderle a mi padre y ahora, ya no sé que hacer para que mi hijo de 7 años me obedezca".

¿Qué es lo que está pasando con la autoridad y las formas de disciplina de las familias actuales? Antes de responder a esta pregunta es necesario y prioritario respondernos a una primer ¿cómo era la autoridad y las formas de disciplina antes? ¿Cómo nos educaban nuestros propios padres y cómo lo hicieron nuestros abuelos hacia nuestros padres?

Muchos padres han llegado a comentarme que no entienden esa "manía" de nosotros los psicólogos en insistir que no se les puede golpear (pegar) a los niños para hacer valer la autoridad (eso si, estableciendo siempre que es como último recurso).

Sin embargo, ¿la última (y más efectiva) forma de ejecutar la autoridad y la disciplina es pegándole a un niño o dando una bofetada a un adolescente?

Remontémonos a nuestra propia infancia y adolescencia, ¿cómo era nuestra familia de origen? Las familias de hace algunas décadas tenían una estructura autoritaria, los roles estaban bien definidos, y mayoritariamente la autoridad y la disciplina la ejercían los adultos, específicamente el padre, aunque con quien convivíamos de manera regular era la madre quien fungía como ama de casa y se encargada de todo lo referente a la crianza de los hijos mientras el padre fungía como proveedor. Regularmente no había posibilidad de discutir, negociar, etc., mucho menos cuando el padre estaba involucrado o había dicho alguna instrucción disciplinaria, la pareja de los padres difícilmente discutía o si lo hacía ya se sabía el resultado, el padre tenía la última palabra y si existían negociaciones, eran a escondidas, en privado hablando con la madre, era ella la que se enteraba de todo aquellos que acontecía en la casa y era la encargada de informar (u ocultar) la información al padre.

La autoridad, la disciplina y las consecuencias en esa época eran definitivas y muchas veces, no aclaradas. Se inventaban "al vuelo", a conveniencia o necesidad de los padres (muchas veces en arranques de ira o desesperación) e inculcaba invariablemente ser golpeados con cintos, chanclas o con la mano extendida. Para regañar o reprender se usaban adjetivos como flojo, tonto e incluso palabras altisonantes, o bien, prolongados silencios en donde por horas, días o semanas uno de los padres no hablaba con el hijo en particular, aunque en ocasiones incluía a todo la familia.

Hoy en día esa estructura es imposible de llevar, iniciando con las labores parentales, cada vez son más raras las familias con una estructura en donde el padre es el proveedor exclusivo y la madre permanece mayoritariamente en casa. Actualmente ambos padres trabajan o tienen actividades que los alejan de casa. La labor parental es compartida, la comunicación entre los padres ha aumentado, la vida en pareja incluye la noción de igualdad de toma de decisión y palabra. Y eso se debe a una serie de luchas con respecto al derecho de las mujeres para tener control y decisión sobre sus vida y también, el derecho a los hombres de ser involucrados en la vida familiar, ser visualizados con seres humanos que requieren apoyo y que necesitan una vinculación emocional y afectiva por parte de su pareja e hijos.

En la actualidad los niños tienen acceso a información y al conocimiento, ya no está centrado en la figura del padre o del profesor, por lo que esa barrera del saber no se centra en el adulto, entonces ¿cuál es la labor del padre actual?

Preparar a los hijos para enfrentarse al mundo que les tocó vivir

Entonces ¿Las familias "de antes" eran funcionales y las de ahora no? Aclaremos, antes había autoridad y se sometía por la fuerza a quien no estuviera de acuerdo incluso cuando había abuso y violencia. Si lo que se pretende hacer con las estructuras familiares es replicar la estructura social, no es extrañar las manifestaciones a nivel social y psicológicas que tenemos por parte de "los adultos" actualmente. Ya sea porque se deseaba escapar de una estructura familiar restrictiva o bien, porque no existió ninguna estructura.

Actualmente toda estructura de autoridad y disciplina familiar debe de estar basada en ideas claras acerca de lo que queremos fomentar en nuestros hijos a largo plazo, lo que implica generar personas independientes, creativas, que cuestionen y propongan soluciones, que puedan vincularse y amar, que busquen su felicidad, acepten las frustraciones de la vida y que se sobrepongan a ellas. ¿Y como se hace todo esto?

Primero definir los límites, para esto te recomiendo leas el artículo COMO PONER LÍMITES A MIS HIJOS o también el artículo PUEDO SER AMIGO DE MI HIJO el cual indica la diferencia entre un límite y una norma, entre ser democrático o permisivo.

Papá y mamá que lee este artículo, para establecer autoridad y disciplina en casa hay que pensar lo que queremos hacer, no rendirnos, hablar con nuestra pareja, manejar un frente común, respetar y hacer que se nos respete también.

Dependiendo de la edad de los niños podremos hablar y negociar con ellos, en los primero años tendremos que definir y si pretendemos llenarlos de juguetes, comprarles todos los juguetes y dejarlos viendo el celular o la televisión para que se entretenga preparémonos para enfrentar las consecuencias de nuestros propias decisiones, ya estaremos formando NIÑOS CONSUMISTAS, que piensan que solo tienen derechos y no obligaciones, niños (que serán adultos) dependientes que creen que todas sus necesidades deben ser satisfechas por otro y que trabajar, recoger, lavar lo que se ha ensuciado es un castigo.

Ser padres y fungir como soporte de nuestros hijos no es tarea fácil, sobre todo porque estamos en una estructura nueva y tratando de construir un esquema de autoridad y disciplina diferente al que fue usado por nuestros padres. Investiga, infórmate con personal profesional (psicólogo escolar o externo), lee y encuentra tu propia forma de entender y fomentar valores en tus hijos.

  • 12 mar 2018
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 17 mar 2023


Síntomas de la dinámica familiar

A continuación explicaremos lo que es un síntoma en psicología y cuales son algunas de sus funciones, así como el porqué se dice que un hijo es el síntoma de la relación familiar o la relación de pareja y los focos a los que debemos prestar atención.

¿Qué es un síntoma?

Antes que nada debemos saber que los síntomas se generan de manera inconsciente, o sea que no nos damos cuenta de que está sucediendo y no surgen a voluntad.

Un síntoma es la forma de poner en evidencia que algo no está funcionando como debería en nosotros mismos o en nuestro entorno, y al no poder expresarlo con palabras, ya sea por no entender lo que está sucediendo, porque las situaciones son muy intensas o porque no estamos familiarizados con las propias emociones, lo actuamos o mejor dicho, lo representamos para poder verlo y buscar una solución o simplemente comprender lo que pasa.

Gracias a los síntomas, se puede llegar a obtener lo que deseamos pero de una manera que podríamos calificar como "negativa", por ejemplo conseguir atención en forma de regaños, de mantenernos enfermos o de parecer débiles e indefensos.

Otra de las funciones de los síntomas es la de ser una defensa contra aquello que no estamos preparados para afrontar.

Pero también una persona puede jugar un papel de síntoma de otra u otras personas, por ejemplo los hijos pueden ser el síntoma de la relación de una familia.

¿Qué significa que un hijo es el síntoma de la relación?

Los hijos pueden ser aquellos que expresan los problemas que existen dentro de la familia pero, como mencionamos anteriormente, no lo hacen por medio de las palabras, sino de su propio cuerpo, su comportamiento, sus actitudes, entre otras.

Y esto es lo que hace que pensemos que esos síntomas son a causa del mismo niño y no de la relación que existe con quienes lo rodean.

Es posible que dentro de la familia existan situaciones que no se han resuelto o que no se han hablado o explicado de la mejor manera a los niños y estos las perciban pero no logren comprenderlas, lo que facilita el surgimiento de un síntoma a manera de denuncia, de que hay algo ahí que no se ha comprendido o que esta generando incomodidad en el niño.

Las circunstancias en las que el niño nace propician que ese niño se viva como síntoma o no. Un ejemplo de esto pueden ser los padres que creen que tener un hijo es la solución a sus problemas. Mientras que lo que realmente pasa es que se le deposita a ese niño toda la responsabilidad de reparar la relación que ya estaba rota antes de que el siquiera llegara. Es posible que el niño no este enterado de eso, sin embargo la carga y la responsabilidad si las percibe y esto puede enfermarle al no saber que es lo que se espera de él y si es que lo sabe, el no poder cumplirlo también lo puede llevar a generar síntomas.

Puede también el hijo síntoma estarse defendiendo de la agresión que los padres están ejerciendo sobre él. Por ejemplo la agresividad o el rechazo hacia los padres puede ser una manera de buscar su independencia a causa de la sobreprotección.

Estos son algunos de los síntomas que podemos observar en ellos:

  • Alteraciones en el estado de ánimo.

  • Ansiedad

  • Depresión.

  • Necesidad excesiva de atención y aceptación.

  • Alergias.

  • Bajo rendimiento académico.

  • Acoso escolar o Bullying (tanto víctima como victimario).

  • Enuresis.

  • Encopresis.

  • Dificultades para concentrarse.

  • Conductas que no coinciden con su edad.

  • Agresividad.

  • Autolesiones.

  • Estrés.

Si detectamos alguno de estos síntomas en nuestros hijos o en nosotros mismos es muy importante acudir a un proceso psicoterapéutico en donde se involucre tanto a los padres como a los hijos, ya que para lograr una mejoría es necesaria la participación de todos.

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