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Artículos sobre Ayuda Psicológica

  • 14 dic 2023
  • 3 Min. de lectura

Comprar de forma compulsiva

El #BuenFin #BlackFriday trae consigo la idea de muchas ofertas, ya tenemos nuestras listas con todo lo que queremos #comprar, claro que hay que tener listos los regalos de navidad, pero ¿qué pasa cuando sólo estoy comprando para sentirme mejor conmigo? Si esto te ha sucedido, continúa leyendo.


Cuando obtenemos cosas #materiales, nos sentimos compensados, nos da felicidad el tener algo nuevo, sin embargo, cuando creamos el hábito de comprar, podemos caer en la confusión de pensar que esto está siendo el motivo de nuestra #felicidad, cuando realmente se está convirtiendo en un reemplazo de ella.



Llenar un vacío emocional con objetos

Déjame contarte datos científicos, los investigadores de la Universidad de Stanford, publicaron que la urgencia por gastar suele estar asociada con niveles altos de depresión y ansiedad.


En otros datos, la revista “Pediatrics” publicó un estudio de investigación que se realizó a niños entre 8-10 años de edad, la cual arrojó que “los niños menos satisfechos con sus vidas se vuelven más #materialistas a medida que crecen”.

Para los autores, el materialismo se describe como “preocupación por las posesiones acompañada de la creencia de que los objetos proporcionan #felicidad y éxito”. Los científicos afirman que los niños infelices son más susceptibles a los mensajes de los anuncios televisivos, que por regla general, incitan a asociar el #consumismo a la felicidad.



Comprar de forma saludable

Entonces, desde la infancia se comienza a relacionar lo material con el #afecto, dado que los padres suelen regalar juguetes como forma de demostrar su amor. Por esto, desde temprana edad sería lo ideal enseñarles a los niños que el amor que se les tiene no es proporcional a los regalos que se les dan. Es importante que haya una comprensión de que el #afecto es incondicional, que sólo por ser ellos se les ama y nada puede cambiar eso.


Lamentablemente vivimos en una sociedad en la que muchas veces se juzga el valor de una persona en proporción a los bienes materiales que tiene, es por esto que en muchas ocasiones la gente intenta llenar esos #vacíos #emocionales con cosas #materiales, cuando realmente lo que necesitan es el afecto emocional.


¿Cómo saber si estás realizando compras para llenar #vacíos? Checa los siguientes puntos para darte una idea:


  • Existe la culpa después de haber comprado algo que ni siquiera necesitabas.

  • Haces compras cuando estás teniendo emociones desagradables, como la tristeza o el enojo.

  • Te endeudas, no hay dinero con qué pagar, pero hasta pones la tarjeta de crédito.

  • La mayor parte de tu tiempo libre la pasas buscando qué comprar.



A continuación podrás encontrar sugerencias de qué puedes hacer para no caer en estas #compras para llenar vacíos:


  • Identificar y expresar: Conocer realmente lo que estás sintiendo te ayudará a que lo puedas expresar y no sentirás necesidad de comprar.

  • Pensar: ¿Realmente esa #compra es algo que requieres? Así descartamos mucho.

  • Metas: Créalas para que sientas motivos de vivir.

  • Esperar: No compres de inmediato, dale más tiempo para que el impulso baje y puedas tolerar la frustración.

  • Psicóloga/psicólogo: Acude con un especialista para que encuentres tus motivos personales del qué hace que realices estas #compras.

  • Red de apoyo: Pide a tus familiares y amigos que te ayuden a regular tus #compras cuando tú no te puedes dar cuenta.




Para finalizar, al #comprar, las personas se llegan a sentir vivas, importantes y satisfacen el vacío que llegan a causar la soledad, las rutinas, el malestar, tensiones o incomprensión. No dejes que la falta de sentido en tu vida y las emociones que no has identificado hagan que las #compras tengan el protagonismo que no merecen. Cuida de tu #saludmental y haz de ti una prioridad.





Psicóloga Itzel Trejo

Psicóloga de niños, adolescentes, adultos y parejas

Asociación Libre - Psicólogos en Guadalajara



  • 2 dic 2021
  • 3 Min. de lectura


El apego describe la forma en la que interactuaros con otros.

En el lenguaje cotidiano muchas veces se utiliza en el sentido de referencia que un #hijo se encuentra muy unido a su madre, en un modo como si se tratase de algo negativo o una forma en la que están relacionados que puede pensarse como no sana.

Dentro de la #psicología expresa la referencia a nombrar un #afecto, la estima que se siente hacia alguien o puede verse hacia una persona o cosa. No solo es cuestión de una emoción, el #apego puede observarse también por medio de conductas como respuesta a ciertas situaciones.

Es entonces necesario preguntarse: ¿todas las personas tenemos apego? La respuesta es sí. Existe una teoría del apego desarrollada por #JohnBolwby, quién da una gran aportación al entendimiento de las relaciones humanas que se forman por medio de esta manera de vincularse.

Comparte la visión de que el apego se forma en los primeros años de vida, en primera instancia por la convivencia de los progenitores con el infante; y que este modo se repetirá en los años posteriores activándose en determinados momentos.

Según Bowlby las conductas de apego son instintivas y se activarán por cualquier condición que parezca amenazar el logro de la proximidad, como la separación, la inseguridad o el miedo.

Postuló que el miedo a los extraños representa un mecanismo de supervivencia importante, incorporado por naturaleza.

Los bebés nacen con la tendencia a mostrar comportamientos innatos, que en los momentos antes de aprender cualquier idioma, son el estuche básico de comunicación, estos ayudan a asegurar la proximidad y el contacto con la #madre o la figura de apego, por ejemplo, llorar, sonreír, gatear, etc. La respuesta de la figura parental ante ese llamado a la atención de necesidades, combinados al soporte emocional que se brinde al presentarse, serán pieza fundamental en el posterior desarrollo del apego.

Más tarde, la teoría del apego propuesta, fue retomada y complementada por Mary Ainsworth, quien amplia el panorama a la exploración del apego, formulando dentro de su explicación, la existencia de distintos de apego, entre ellos el seguro, evitativo, ambivalente y desorganizado.

Para comprender un poco lo que cada uno plantea se propone compartir una situación la cual puede ejemplificar la capacidad y forma de reacción de cada niño en la misma escena dependiendo del apego en el que se haya desarrollado en convivencia con el progenitor o persona que figura como figura paterna.

“Imagínese una situación en un restaurante en el área de juegos infantiles, en el que se deja a un niño para que pueda disfrutarla mientras usted como cuidador, desea esperar en la mesa la atención del lugar. Durante la estancia el niño tiene un accidente y se cae, golpeándose y llorando tras el golpe recibido:


El estilo de apego se desarrolla durante las primeras etapas del bebé.

Un #niño con un apego seguro, podrá observar hacia donde se va usted, estar un tanto como incómodo ante la separación, pero al verlo cerca pronto incorporarse a jugar y disfrutar de lo que le ofrece el panorama. Jugar, explorar, divertirse e incluso posiblemente buscando el contacto con otros niños. Al sufrir el accidente usted acude a él y el niño se permite consolar, sobar, puede platicar o señalar lo ocurrido y dónde se golpea. Pronto recupera la calma y vuelve a jugar al sentir el alivio.

Por otro lado, en esta situación un niño con un apego evitativo, no tiene mucho contacto al retirarse el cuidador, llega a explorar poco o puede involucrarse en el juego y al momento del accidente no busca quien lo consuele, llora y puede acudirse a él pero no hay mucha señal de respuesta en que sienta el interés de que se acercan a acompañarle.

El niño con apego ambivalente, puede verse como un niño muy angustiado en explorar, poco interés en caminar o socializar, que busca constantemente al cuidador y pierde el juego por estar al pendiente. Cuando logra jugar, pasa el evento y el llanto es con un tono elevado, berreando como si nada pudiese consolarlo aún cuando ya se fue en busca del infante y se está intentando sobar o saber lo ocurrido. No recupera el aire ni la calma en el llanto.

El apego desorganizado, es un niño que, aunque busca el contacto de la madre o cuidador, no llega a ella, se detiene a medio camino, no busca la cara o el contacto, si no que la toma de una pierna, voltea a una dirección en la que no recibirá una respuesta directa de quien esté.”

Si bien, el apego se forma en los primeros años de vida, no es algo que no pueda darse de otra manera, en la terapia se busca con el acompañamiento psicológico generar nuevas formas de vinculación y entendimiento de las reacciones para mejora de las respuestas. En el caso del infante puede llegar a trabajarse con el cuidador en el entendimiento de las señales del niño y la relación de ambos para su comunicación.


Psic. Carolina López

Atención psicológica a niños, adolescentes, adultos y parejas

Asociación Libre - Psicólogos en Guadalajara


Las personas con discapacidad desarrollas afectos y vinculación.

"¿Acaso sienten?" Pareciera ser la pregunta implícita de la población general al tocar el tema de la vinculación de las personas con #discapacidad sobre todo con aquellas personas diagnosticadas con #Autismo. La intuición no dispersa esta duda, incluso si se habla de #niños y niñas.

Dejemos de lado por un momento la terrorífica realidad estigmatizada por las nociones de las poblaciones de personas con discapacidad, y todo lo que ello conlleva en la vida cotidiana; Desde discriminación educativa y laboral, pasando por burlas en todo tipo de esfera social, hasta llegar a la duda de si estas personas son capaces de sentir algún tipo de #afecto. Este ultimo punto es de suma importancia para la practica clínica. Los ejemplos son abundantes. Niños que han sido diagnosticados con discapacidad han sido causa de la angustia de sus padres, angustias que necesariamente tienen que ver con su vinculación con el niño.

"Es que el médico me dijo que es muy común que los niños como mi hijo sean mas agresivos", "Es que veo que le molestan mis abrazos, lo abruman", "¿Por que no me mira a los ojos?" Son algunas de las demandas de amor de los padres hacia sus hijos, en donde se llega a una especie de objetivación de la persona con discapacidad. Se deja de ser persona en el momento en que los demás le empiezan a tratar con una automatización afectiva, con el único propósito de pretender hacerle bien. ¿En que punto la consideración por la persona con capacidades diferentes se vuelve un obstáculo para la vinculación afectiva? ¿En que punto les es permitido sentir?


Hay diferentes formas de manifestar afectos.

Esto puede derivar en dos grandes formas de ver la vinculación afectiva de la persona con discapacidad; Por una parte la "no responsabilidad" del afecto y por otra "la exigencia" de un afecto (y su expresión, claro esta) convencional.

La primera forma es común en las practicas institucionales, en donde se promueve propaganda "científica" que valida la toma de responsabilidad de la vinculación afectiva por parte de las personas con discapacidad. Esto es, en pocas palabras, el ya clásico "No tiene la culpa de su sentir", "Lo que dice que siente, en realidad no lo siente", "No se pueden hacer cargo de sus emociones". Es por demás deshumanizador pretender dar cuenta de las emociones de otra persona, mucho más si se hace desde el pedestal del conocimiento; Es realmente erróneo pensar que la persona con capacidades especiales no tiene sentimientos, al igual que decir que no es posible que se pueda hacer cargo de ellas.


La familia y escuela en la vida de las personas con discapacidad.

La segunda forma es común en el seno de los vínculos cercanos de la persona con discapacidad, en donde parece que se le exige una forma "convencional" de mostrar sus emociones, que usualmente responde a una suerte de verbalización de las emociones. "Es que no me dice que me quiere", "no me demuestra su #cariño", "no se que es lo que siente por mi" Son quejas que se dan debido a esta expectativa, que dicho de forma sencilla, simplemente es idealizadora. Muchas de las personas con capacidades especiales presentan dificultades en la cuestión del lenguaje, lo cual vuelve difícil pensar que toda su vinculación deba de darse por medio de la verbalización, dejando de lado la posibilidad de millones de formas de expresión sentimental.

Es por esto que se vuelve pertinente una #reflexión en torno a la posibilidad de otras formas "no convencionales" de vinculación afectiva, sobre todo si tenemos en cuenta que estas personas con capacidades especiales tienen la posibilidad de hacerlo. La vinculación no es realmente convencional, es una discapacidad en sí misma.



Autor del artículo: Psic. Gabriel Chávez


Psicólogos de niños, adolescentes y adultos.


Asociación Libre - Psicólogos en Guadalajara

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