“Alguien me habló todos los días de mi vida
al oído, despacio, lentamente.
Me dijo: ¡Vive, vive, vive!. Era la muerte.”
Jaime Sabines - #JaimeSabines
Algunos llegan a considerar que la #celebración (y los #rituales) correspondientes al día de muertos son anticuados, ajenos o incluso macabros, sin embargo el #DíadeMuertos brinda perspectiva, en el mejor de los casos, posibilita reflexión y remembranza acerca de la vida y gustos de las personas que ya no están con nosotros, estableciendo que ese día si están, a través de historias y anécdotas que posibilitan establecer un noción de continuo sobre las historias #familiares, sobre el ciclo de la vida y de la muerte.
El tema de la #muerte es, y sigue siendo un tema tabú, se sabe que está ahí, se sabe que ocurre y que nos ocurrirá a cada uno de nosotros pero no se habla de las dudas, del miedo, de la enfermedad. Incluso hablar del cielo, del infierno o de la nada se torna en un tema incómodo, fuera de lugar o "políticamente incorrecto". Uno no habla de la muerte y cada uno de nosotros tiene su muy particular forma de sentirla, con lágrimas en los ojos o con nudos en la garganta, con profundos silencios, sueños o pesadillas, con dudas, culpa o resignación. Para lo que "quedamos vivos" la muerte tiene su propia carga emocional, su contexto e historia particular.
El reconocimiento de la muerte, la perspectiva de esta paradójicamente mantiene inherente la presencia de la #vida, la calidad de esta, cuestiona la vida que vivimos, la forma en la que nos relacionamos con los demás y con nosotros mismos, ¿realmente estamos viviendo? ¿cómo vivo y porqué vivo?
Lejos del concepto de la comodidad, del consumo, del "poseer", del comprar, del posar para la foto, lejos, muy lejos de la inmediatez me parece que se encuentra la muerte saludando, ¿qué importa la imagen o el filtro de la foto ante ella? Incluso me parece que no importan los ideales, ni las buenas palabras, ni los elogios o las piedras lanzadas, importa la vida, importa #vivir y #ser.
He escuchado muchas veces la imposibilidad de parte de la familia de hablar de los "defectos" de los muertos, de los daños que hicieron en vida, de sus rasgos de personalidad infames, pero el muerto es - fue - una persona, un humano, la muerte no nos santifica, simplemente es muerte y pone por si misma una pauta para la continuidad de la vida que dejamos, por lo que hicimos con nuestra vida que queda en el interior con los que viven con nuestros recuerdos.