Hablar de la #depresión es cada vez más común, incluso que las personas puedan identificarse y expresarse con familiares o acudir con un médico o psicólogo mencionando que se han sentido depresivos o con bajones o sin ganas de hacer nada. Esta es una de las caras más comunes con las que se asocia la #depresión. Sin embargo, sentirse así, no es un hecho decir que se trata del diagnóstico completo de #depresión; puede tratarse de un síntoma o incluso de un episodio depresivo, más no necesariamente hablar del trastorno depresivo, que no es de un solo tipo. La mejor recomendación para recibir orientación en caso de tener dudas sobre cómo te sientes o si detectas señales en alguien conocido, es hacer una cita con un profesional de la salud (médico psiquiatra o psicólogo) que pueda hacer una valoración y ahondar sobre lo que está sucediendo para recibir la asesoría al respecto. Si poder describir y ser acertados con la diferencia entre síntomas, episodios o si estar atravesando por el trastorno de #depresión, requiere valoración y fineza para que la persona sea atendida con las medidas necesarias no es tan sencillo; es aún más importante conocer sobre la forma en la que se puede manifestar síntomas menos asociados o que a simple vista pueden no parecer que se trata de #depresión. En edades más pequeñas, cuando se es niños o adolescente, es frecuente que la #depresión no sea diagnosticada o percibida a primera vista, ya que existen síntomas que pueden tener mayor prevalencia en otro tipo de trastornos y que se piensan en un primer momento por las manifestaciones aparentes.
Señales que pueden indicar la posibilidad de #depresión en niños y adolescentes
Es normal que a cualquier edad se experimenten sentimientos de tristeza ante una pérdida, un cambio inesperado, o por diversas circunstancias de la vida que ocurren. Aún cuando esto nos sucede a las personas, una de las señales de importancia que hablan de la profundidad o alteración que puede estar ocurriendo es el tiempo con dicha sensación y que cada vez más se siente de forma constante a lo largo de los días.
Investigaciones recientes muestran que los niños y adolescentes padecen depresión con síntomas a veces parecidos a los de los adultos, y también con otros síntomas específicos y diferentes según la edad.
Entre los síntomas en similitud podemos mencionar:
Sentimiento de desesperanza
Disminución en la práctica o interés en actividades que podían ser predilectas o incluso merma en el disfrute que se tenía en ellas (hablar de aburrimiento o ya no encontrar el gusto de antes de forma persistente).
Falta de energía o cansancio
Aislamiento social o de comunicación
Baja autoestima y sentimientos displacenteros de culpa o responsabilidad sobre cosas que han pasado o podrían pasar a futuro.
Ser muy sensibles al rechazo o mención excesiva sobre los fallos o la insuficiencia con la que se sienten en temas principalmente de relevancia social.
Disminución en el rendimiento de las actividades diarias que pueden incluir problemas de concentración o en relación con desajustes del sueño (dormir más de lo normal o insomnio).
En el mejor de los casos, los niños o adolescentes pueden hablar sobre estos síntomas de #depresión, empero, algunos quizás no hablen acerca de sus pensamientos de desesperanza e indefensión, y es posible que no parezcan estar tristes. La depresión también podría hacer que un niño cause problemas o actúe sin motivación, de manera que los demás quizás no noten que está deprimido o lo cataloguen de manera incorrecta como alborotador o perezoso. Este tipo de comportamientos, más característicos en la adolescencia, son de los factores que pueden hacer que se más complicado distinguir la delgada línea entre lo propio de la edad y lo que puede indicar señales de #depresión.
Entre los síntomas menos frecuentes y que pueden llegar a encubrir o que el diagnóstico de #depresión se confunda con otro tipo de padecimientos, se encuentran:
Estar irritable la mayor parte del tiempo, comunes muestras de enojo u hostilidad excesiva hacia las personas con las que puede convivir en distintos ambientes (familiares y/o escolares).
Dar la impresión de ser niños o adolescentes nerviosos.
Alternar entre muestras de tristeza e ira, incluso muy drásticamente.
Tener una apariencia de estar constantemente frustrados.
Dado que los adolescentes suelen estar irritables, es necesario hacer la aclaración de que la irritabilidad normal es intermitente, una reacción a algo concreto. En la #depresión es su estado de ánimo la mayor parte del tiempo. También es normal que los niños estén de mal humor en casa, pero en otros espacios no o en ciertos momentos del día como al despertar para iniciar actividades, por ejemplo. Pero si están irritables todo el tiempo, y en todos lados, podría tratarse de #depresión.
La ira puede ser lo que se llama una “emoción secundaria”. Eso significa que para algunos es más fácil experimentar ira que tristeza, pérdida o dolor. La ira se manifiesta principalmente de modo externo, por lo que puede ser más fácil enojarse con quienes están alrededor que reconocer algunos sentimientos negativos muy dolorosos.
La depresión infantil y adolescente actual
Las cifras en los últimos años, principalmente después del confinamiento de pandemia, de trastornos como la #depresión y la #ansiedad han aumentado notablemente, en todas las edades. Conforme a datos que se han obtenido en 2022 por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) reportan que una de cada siete niñas, niños y adolescentes de 10 a 19 años padece alguna alteración de la cognición, de la regulación de las emociones o del comportamiento.
Es indispensable atender la salud mental de las infancias y adolescencias, ya que más de 50 por ciento de los problemas mentales en la edad adulta (#depresión y ansiedad, especialmente) iniciaron durante las etapas del desarrollo.
Es un problema relativamente frecuente pero que con la atención de un profesional capacitado y el correcto seguimiento al tratamiento llega a tener un buen pronóstico. El trabajo coordinado con los padres es esencial para conseguir solucionar el problema, cuya participación en la atención de la #depresión o cualquier trastorno puede aportar mejora en la calidad de vida de todos los miembros de la familia.
Factores genéticos, de crianza y circunstanciales, por mencionar algunos, son los implicados en que pueda desarrollarse #depresión desde etapas tempranas como la infancia y adolescencia; y que la falta de atención puede agravar en edades adultas las secuelas o el tiempo que requiera darse atención.
Psicóloga Carolina López
Psicóloga de niños, adolescentes, adultos y parejas
Asociación Libre - Psicólogos en Guadalajara