La realidad, como la percibimos, no puede ser planteada desde el lugar positivista de la #objetividad, ya que cada uno de nosotros tenemos una vida subjetiva interna que nos permite elaborar lo que percibimos a través de los sentidos. En este artículo abordaremos algunos de los elementos subjetivos presentes en la vida cotidiana, en todo caso, la forma en la que podríamos tener un acercamiento a la #objetividad en ellos.
Los seres humanos somos seres de lenguaje. Esto nos define como parte de nuestra sociedad y también nos diferencia de los animales en la capacidad de crear signos y símbolos que nos permiten comunicarnos y que es fundamental para la creación y estructura de una sociedad. Gracias a esta estructura es que podemos crear y ser creativos dentro del marco de un conjunto de estructuras lingüísticas y gramaticales que nos preceden y que continuarán cuando nosotros ya no estemos en este mundo. Si podemos hablar de un legado, éste será atravesado por el lenguaje, ya que desde un testamento, bienes materiales, creaciones artísticas, etc. están inmersos en un sistema cultural que se comunica y se define a través de la palabra.
Las relaciones humanas se caracterizan en un inicio por un estado de desvalimiento en donde el niño va aprendiendo poco a poco a interactuar con su entorno y con las personas con las que convive. Esto implica ir poniendo palabras al mundo interno dandole una estructura que haga sentido dentro del contexto en el que se desarrolla. Partimos entonces de lo subjetivo a lo objetivo del lenguaje: de nuestros deseos y necesidades a su expresión dentro de un marco establecido y objetivo del que está formado nuestro entorno..
Es así como vamos creando relaciones con el mundo y con los otros, desde un lugar que comenzó siendo mayormente dominado por nuestros instintos y necesidades psicológicas a darnos una estructura dentro de la sociedad que nos da la capacidad de expresarnos y ser entendidos, y que en el día día nos permite desarrollar las actividades que con el paso de los años iremos adquiriendo y que nos definirán como ciudadanos e individuos.
Es entonces que el observador científico parte desde un lugar subjetivo para el análisis de lo que se propone estudiar, enmarcándolo, al mismo tiempo en un contexto con posibilidad de comunicarse, transmitirse y desarrollarse socialmente para su estudio y es en este espacio donde nos acercamos a la #objetividad y a la capacidad de expandir ese conocimiento, réplicarlo y profundizar en él.
La vida cotidiana se nos presenta en una constante de subjetividades que buscan objetivarse a través de nuestros símbolos y de la interacción humana. El momento presente es un cúmulo de experiencias internas y externas que en nuestra mente intentan cobrar sentido y que se socializan para establecer un vínculo social. El día a día es más que un momento histórico y la realidad física que lo rodea, es también pensamiento, sentimiento, emociones que intentan encontrar un lugar dentro de nuestra mente y nuestro entendimiento.
Los vínculos sociales han cambiado con el tiempo, y con la llegada de las tecnologías y el Internet podemos estar en contacto con personas del otro lado del mundo de forma inmediata como nunca antes se había visto. Habrá que evaluar este tipo de interacciones y su impacto en la psique humana, ya que la mayoría de la población no alcanza entender del todo como es que estas interacciones son posibles siendo la red algo intangible y que requiere un entendimiento especializado. Esto no niega que las relaciones que se llevan a cabo pierdan necesariamente intimidad al no estar cara a cara. Cada vez es más común encontrarnos con personas que interactúan de esta manera, y que comparten una red simbólica que se ha creado a través del Internet, así como recuerdos, memorias, que si bien no sustituyen al 100% el contacto directo, tampoco imposibilitan la formación de relaciones estables en el tiempo y funcionales.
Consideramos necesario seguir estudiando este tipo de interacciones para conocer su funcionamiento y procesos de compensación en nuestra mente. Viéndolas no desde el prejuicio o limitante de dar por hecho de que al no ser relaciones que se dan cara cara sean menos importantes. En el mundo actual, no sólo nos creamos un yo que sirva de piedra angular a nuestra personalidad, sino que también trabajamos con uno virtual que vamos modelando, dependiendo de las exigencias sociales y del contexto en el que nos desarrollamos, y que trata de dar cuenta de lo que queremos mostrar a los demás, de nuestra personalidad, e incluso de nuestras patologías. Entre más profunda sea la relación, aunque sea a distancia, mayor es el despliegue de ese yo y más evidentes sus implicaciones. Su estudio entonces, servirá para obtener un conocimiento más amplio de la psique y el comportamiento humano, y al mismo tiempo de los procesos que se ponen en juego cuando entablamos ese tipo de relaciones virtuales.
En conclusión, al hablar de #subjetividad y #objetividad tenemos que tomar en cuenta dos dimensiones principales: la individual y la social, la primera predominada por lo subjetivo, nuestras interpretaciones, nuestra individualidad y lo que nos conforma como seres únicos; por otro lado, en lo social, el lenguaje y aquellos elementos de simbolización que nos permiten convivir dentro de una cultura y un contexto determinado desde donde podríamos tomar algunos elementos que se consideren objetivos, ya que pertenecen a un grupo determinado y hasta cierto punto pueden generalizarse en mayor o menor medida dependiendo de la situación a estudiar. Por otro lado, la dinámica de la interacción social se muestra cambiante a una velocidad cada vez mayor desde la llegada del Internet y el incremento en el desarrollo tecnológico, lo que nos lleva a replantear elementos de la interacción humana y de la formación de la propia identidad a la luz de estas nuevas formas de comunicación. Aunque se han ya hecho trabajos al respecto, consideramos que queda mucho por descubrir en el sentido de que cuando ganamos algo de conocimiento sobre el tema, el desarrollo tecnológico nos alcanza y nos rebasa, por lo que tendrán que ser conocimientos científicos y conceptuales en actualización constante.
Psic. Marco Zapata
REFERENCIAS
Peter, B., y Thomas,L. (2003). Capítulo I. Los fundamentos del conocimiento en la vida cotidiana. En La construcción social de la realidad (pp. 36-65). Editorial Amorrortu