Ya sé que siempre me endeudo, pero es que es Navidad", "No pasa nada, en Enero lo pago", "Sólo un poco de espíritu navideño". Y más etcétera de frases que te puedes decir a tí mismo tratando de que sea menos el pesar del gasto año con año.
Y tenemos que hablar de esto porque llega Diciembre con sus fiestas de convivencia familiar, reuniones con los amigos, en el trabajo, las posadas y demás compromisos en los cuales nos involucramos, o nos vemos involucrados repente, que plantean un gasto importante: económico y emocional.
Pareciera a simple vista que son épocas para pasarla en familia, convivir con quienes queremos y revivir el espíritu de paz y alegría. Pero no siempre es así.
¿Sabías que es una época que más se relaciona con momentos de tristeza, nostalgia e incluso, en algunos casos, de depresión? A veces se ve, pero a veces no. Hay quienes ubican estos meses como un período bastante complicado y que son conscientes de ello, buscan poder sostenerse ante situaciones que les son complejas. Pero hay personas que no lo tienen tan presente y sin querer buscan evadir sentimientos dolorosos. Esta es una constante en el aumento de ciertas conductas compulsivas, y por compulsivas nos referimos a aquellas conductas en las que siento que no me puedo detener.
Por ejemplo, tal vez haciendo memoria recuerdes esas compras compulsivas (o las llamadas compras de pánico) en las que de repente estás envuelto en el reto de comprar el regalo perfecto para tus hijos, tu jefe o tu pareja. O comprar muchas cosas o comprar muy caro, aumentando una deuda para iniciar el siguiente año y que pudiera involucrarte en problemas.
Otra situación de esto es que suele incrementarse conductas que en otro momento las podemos ubicar como compulsivas y que suceden ante situaciones estresantes o de tensión. No por nada en épocas navideñas y con toda la presión y gastos se incrementen. Estas conductas son el comer en exceso y el consumo de bebidas alcohólicas u otras sustancias también en exceso. Y no nada más con el pretexto de las fiestas y la convivencia, si no en muchos casos, como una búsqueda de poder lidiar con ésta misma.
¿Por qué hablamos de esto? Como terapeutas sabemos que cada familia tiene sus complejidades, unas más que otras. Que hay familias que han logrado superar las adversidades pero que otras todavía no. El creer que una época del año "limpia" con el conflicto es pensar en algo muy utópico. Para muchas personas no es sencillo el reencontrarse con sus padres o familiares y les implica un dolor importante y como seres humanos hacemos lo que sea por afrontarlo o evitarlo. Estas formas pueden ser liberadoras pero también sumamente dolorosas.
Hay diferentes formas de afrontar todo esto, incluso consideramos que el familiar que acude a un proceso psicoterapéutico suele ser el eslabón más consciente de estas problemáticas, donde puede romperse una cadena familiar de patrones que se repiten, de secretos o de situaciones de conflicto para poder crear algo diferente y mucho más sano.
Así que si tu te identificas con este tipo de conductas compulsivas es importante que reflexiones sobre aquello que puede estarlas ocasionando para evitar que el siguiente año inicie con los rezagos de este tipo de situaciones, incluso como un propósito por cumplir puede ser el de iniciar a conocerte de manera más profunda y descubrir aquello valioso para tu bienestar emocional que escondes sin darte cuenta.